viernes. 19.04.2024

El miedo a los indultos

"Tal vez teman que, como ha ocurrido con el estado de alarma, tras él no ha comenzado una quinta ola de la que Sánchez hubiera sido culpable, como le sentenció el popular Pablo Casado"
Elena Torres
Elena Torres

Hace un año las tres derechas se aliaron para manifestarse contra el nuevo gobierno que surgía gracias a una coalición de PSOE con Podemos y al apoyo de numerosos grupos políticos, entre ellos algunos que abogan por la independencia de sus territorios. En nombre de la unidad de España, amenazada según ellos, salieron a la ya mítica Plaza de Colón, en Madrid, PP y Ciudadanos para lavar la cara a Vox que llevó la voz cantante de aquel encuentro. La amenaza, sin embargo, vino de una pandemia que nos ha tenido algo más de un año inmovilizados en nuestros territorios y levantado el estado de alarma, aquellos protagonistas se proponen repetir escenario para cargar contra la idea de que este Gobierno pueda indultar a los presos del procés, aquellos que promovieron un referéndum en Cataluña saltándose las leyes y por las que fueron juzgados y condenados a penas de prisión, de las que algunos van a cumplir ya cuatro años, que se dice rápido.

Y para protestar por esta medida de gracia que baraja el Gobierno de Pedro Sánchez, las tres derechas han previsto volver a la plaza madrileña, pero ¿por qué no expresan su rechazo en el escenario más apropiado que sería la capital catalana, Barcelona, por ejemplo, y así arroparían a esa población afectada directamente por los excesos de unos políticos a los que ahora se quiere liberar? Pues porque me temo que ni quien no comulga con los independentistas en Cataluña está a favor de la pena de prisión para estos políticos aunque se equivocaran en sus tomas de decisiones.

Algunos argumentan que Pedro Sánchez lo hace sólo por aguantar en el sillón, lo cual  es legítimo, -sin ir más lejos Ayuso convocó elecciones en Madrid para que no le quitaran el sillón con una moción de censura-, sólo que si no consigue algo más es muy probable que el coste político para su partido sea demoledor. Así que me llama poderosamente la atención que las tres derechas se preocupen tanto por la salud del PSOE. Aunque tal vez teman que, como ha ocurrido con el estado de alarma, tras él no ha comenzado una quinta ola de la que Sánchez hubiera sido culpable, como le sentenció el popular Pablo Casado. 

Entiendo que para la familia socialista, estos indultos asusten aunque me cuesta cada vez más trabajo escuchar algunas voces, especialmente de gente ya retirada que en algún momento estuvo en los puestos de mando de este país y tuvo que tomar decisiones rayando la línea de la legalidad, que ahora se desmarque con tanto desprecio de una decisión difícil, pero que tal vez pueda arrojar algo de luz en la enquistada ‘cuestión catalana’. No comprendo que se impida un gesto de acercamiento con el que empezar a limar asperezas y que ayude, al menos, a explorar una solución. Lo peor de todo es que tampoco escucho a nadie que diga como abordar la senda del diálogo con Cataluña sin “tener que ensuciarse las manos” y con esa dignidad de la que todos hacen gala.

De la derecha me espero cualquier cosa. Rememoran a ETA siempre que pueden, a pesar del tiempo pasado desde su desaparición, y se recrean con la inestabilidad de Cataluña porque son ‘salvapatrias’. Sin ir más lejos, Casado acaba de anunciar en el 'Financial Times’, un "gobierno de salvación nacional” para cuando llegue a Moncloa, pero lo del PSOE es para hacérselo mirar.

El miedo a los indultos
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