jueves. 25.04.2024

Esto no va de celebrar una vez al año el Día de la Mujer, que, dicho sea de paso se hace con toda una retahíla de actividades que no se si contribuyen a fomentar precisamente esa igualdad que se reclama o a estigmatizar más un rol, sino de reflejar con cada acción diaria que todos estamos por ese trato igualitario. Por eso, agradezco enormemente el gesto de la ministra Nadia Calviño que en febrero confesó estar harta de aparecer en fotografías en las que la única presencia femenina la ostenta ella y adelantó que eso no le iba a suceder más. Le ha tocado una cartera, -es la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital-, en la que se refleja muy bien esa descompensación que existe entre hombres y mujeres. La economía, ya se sabe, debe ser cosa de hombres.

Así que advertidos todos, cuando ha tenido que acudir a un acto organizado por la Confederación Empresarial de Madrid se ha negado a posar junto a dos hombres y de esta manera ‘ha obligado’ a incluir a la secretaria general de la entidad al posado. El presidente de la Confederación se ha escudado en que “nuestras organizaciones tienen unos reglamentos democráticos” y que no da “importancia a si hay más mujeres u hombres”, -aunque de los doce cargos, nueve los ostentan hombres-, pero tal vez debería cambiar de opinión y empezar a dar más importancia la presencia femenina.

Este fin de semana, sin ir más lejos, he sido testigo del lamentable encuentro de la final femenina en el Mutua Madrid Open de tenis. Y no digo lo de lamentable por mal partido sino por la ausencia de público. La cita, en medio de dos semifinales masculinas, la primera con Alcaraz más llena, pero ambas repletas de público entusiasta, no contó ni siquiera con el apoyo del primer anillo de bancos más cercano a la pista, sí ese que ocupan los VIP y que está dado a dedo en buena parte por la propia organización. Es verdad que el público es libre de sentarse o marchar ante el partido que le pongan por delante, pero una actividad que se precie no puede permitir que haya ese desfase entre una final femenina y una semifinal masculina.

A veces hay que forzar las circunstancias para tratar de equilibrar un problema endémico que poco mejora con el tiempo. Por eso aplaudo que este Gobierno de Pedro Sánchez al que tanto se critica por todo, tenga como pilares a mujeres de peso. Olé Calviño.

Gestos feministas
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