domingo. 24.09.2023

Estoy un tanto sorprendida con la lectura que se ha hecho de esta pasada Feria de Almería. En general, se habla de engalanarla más, quitar ruido, extenderla a barrios… pues yo echo de menos que se parezca en algo a lo que era.

No soy almeriense, pero he tenido el privilegio de conocer la Semana Grande cuando no disponía de recinto ferial y aún así congregaba a medio centenar de casetas o más en la que estaban representadas todas las instituciones almerienses tanto políticas, económicas como sociales porque en muchas de ellas hasta convivían dos y tres entidades distintas. Todos se dejaban ver en las fiestas y daban lo mejor de sí para atraer a un público entregado.

También tuve la ocasión de conocer el nacimiento de la Feria del Mediodía, de ver su crecimiento y como, pese a los agoreros, ésta compaginaba bien su actividad con la de la noche. Fue el momento de máximo esplendor. También llegaron a instalarse varias decenas de casetas.

Los sucesivos gobiernos del PP, tan organizados ellos, han ido reformándola poco a poco, creando un recinto ferial, reduciendo las casetas de la Feria del Mediodía, unificando la estética de los ambigús… y tanto tanto han querido armonizarlo todo que han desvirtuado no sólo lo que era sino incluso lo que es en sí una fiesta, que casi por definición tiene un poco de caos, de dejarse llevar…

La Feria no está bien. La salvan los conciertos y poco más, aunque en este capítulo también habría que pedir un poquito más de esfuerzo porque este Ayuntamiento no entiende de precios populares... pero es lo que se pide ante nueve días de fiesta en los que se busca la mayor participación ciudadana. La gente no se siente motivada para acudir y si lo hace se reserva un día o dos, para olisquear la mañana y la noche, y no encuentra grandes jolgorios que le inviten a regresar. Y este año, además, ha sido muy cara aunque me consta que las atracciones, a pesar de cobrar entre 4 y 5 euros, han sido generosas en la vuelta que les han dado a los niños, tal vez porque no han tenido ni colas que les ‘animaran’ a recortar los trayectos.

Y ¿los jóvenes? ¿Alguien ha pensado en ellos? Pues por la noche han ocupado los accesos por todo el entorno del Club Natación Almería haciendo botellón que es lo único que sus bolsillos les permite y se han concedido el traguito de vino de un euro que le ha ofrecido la caseta de los Maños… , la única tradición que parece que perdura.

Una feria poco festiva
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