jueves. 28.03.2024

Voy a ser breve, porque por fin he conocido a un lector de Campohermoso y lo primero que me dijo es que se le hace largo leerme. Así que hoy a gusto del consumidor. 

La verdad es que por deferencia a todos, por si hay alguno más, podría haber titulado “de izquierdas o necio”, o estúpido, incluso falto de inteligencia, pero un adjetivo malsonante traído a tiempo viene bien de vez en cuando para que nos demos cuenta del problema en el que nos adentramos. Derecha y extrema derecha tienen en Andalucía, en estos momentos, una falsa mayoría que, precisamente, le da la izquierda. Y me explico.

Si nos remontamos a datos históricos Andalucía es de izquierdas, pero precisamente esa ideología anima al debate, al inconformismo, que mal traídos al final terminan en escisiones, desencantos… y del amor se pasa al odio.

En estos momentos, si todos aquellos que en algún momento votaron PSOE en los años de Felipe González, De la Borbolla en Andalucía e incluso Manuel Chaves, al PP, a Vox y a todo ese espectro de voto, se les caerían las encuestas y a algunos hasta las ganas de volver a presentarse.

En las últimas andaluzas, en 2018, el PSOE le sacó al PP unos 260.000 votos de ventaja. Ganó las elecciones, pero PP, Ciudadanos y Vox, cerraron un pacto de gobierno. Y ojo, no votó el 42% de la población. Es decir, si votaron algo más de 3,5 millones de personas, otras 2,5 millones se quedaron en casa.

En el año 2004, por ejemplo, con una participación de casi el 76%, quedándose en casa 1,5 millones de electores, el PSOE sacó una mayoría absoluta aplastante.

Y es así de sencillo. Se llama movilización, reacción, apartar por un momento los sinsabores del pasado para evitar un sabor que puede ser muy amargo, muy caro para Andalucía, y que cambie por completo la faz de un territorio que no está para muchos experimentos.

Para mi, por ejemplo, no es un tema de ideologías, sino de menos corrupción, y menos no es decir que no exista, pero esa es otra guerra en la que hay que ponerse a trabajar muy en serio. Porque lo de las mascarillas en Almería o Madrid es sencillamente indecente.

Ahora bien, el odio a unas siglas por sentirse defraudado ¿De verdad puede llevar a permitir un gobierno de extrema derecha en Andalucía?

Lamentablemente no hay más opción. Puedes tener la suerte de que te gusten los candidatos, o la mala de que no te atraigan ni para ir de cañas e invitado. Pero apelando únicamente al sentido común ¿Alguien cree de verdad que el actual gobierno de España,- si el de Pedro Sánchez-, no ha avanzado en derechos para la clase media?

Pues se trata de eso, de pillar un poco de allí para traerlo aquí, y la única forma es, por una vez, votar a lo seguro, aunque sea tapándose la nariz por un día, que es mejor que taparse los ojos a dos manos por cuatro años.

Creo que os toca, a los de izquierdas, dar una nueva oportunidad a vuestra ideología, evitar que sucedan males mayores y, a partir de ahí, volver a reivindicar en las calles libertad, igualdad y solidaridad, junto a transparencia y honradez. Creo que esta vez han aprendido la lección y escucharán.

Y ojo, esta columna tiene unas veinte palabras menos que la anterior (eso creo). Iré mejorando.

De izquierdas o gilipollas