martes. 06.06.2023

Cosentino llega tarde

Javier Salvador, teleprensa.com
Javier Salvador, teleprensa.com

Ya sea por un error de cálculo o exceso de confianza, el problema generado con la explosión de la crisis judicial de la silicosis en el buque insignia de la comarca del mármol, no ha hecho más que comenzar y será fácil que traspase fronteras y, con ello, el cirio ya montado alcance otra dimensión. Lo primero de todo es entender la situación y para ello nos podemos valer de ejemplos que todos conocemos, como el de un coche cualquiera. En los comienzos de la industria, los parabrisas se rompían y generaban una enorme cantidad de muertes hasta que apareció el cristal laminado del que no se desprenden fragmentos. Y antes de ello ni tan siquiera montaban cinturones de seguridad, y hasta no hace mucho los instalados en la parte de atrás no eran obligatorios, como las sillitas para bebés y otras normas de prevención. Y ojo, no voy a intentar exculpar a nadie, ni mucho menos, sólo hay que ponerse en justa situación.

Con el Silestone pasó lo mismo, un material nuevo del que en su momento no se sabía de su peligrosidad y mucho menos en la comarca del mármol, que pese a ser zona minera, esta enfermedad no se daba o si lo hacía era en índices bajísimos. Pero el producto estrella de Cosentino no es mármol en sí mismo, sino un compuesto que genera esa apariencia. A los marmolistas de antes, porque ahora encargas tu encimera por internet y te la mandan ellos mismos, se les enviaban enormes tablas que se cortaban en destino, y se cortaban como cualquier mármol y con las medidas de seguridad que se exigían en esos momentos. Recordemos que ahora no vemos a un albañil en un andamio sin casco y arnés de seguridad, cuando antes el más precavido se ponía un pañuelo con cuatro nudos, uno por cada esquina, y para protegerse del sol como mucho.

Si era responsabilidad de Cosentino en ese momento específico advertir a sus clientes, es lo que se dilucidará en cada caso. Las normas básicas a tener en cuenta vienen a ser la LEY 31/1995: LPRL y la reforma Ley 54/2003 RD 39/1997: Reglamento Serv. Prevención y sus modificaciones. Y el apunte no es un alarde de conocimiento de derecho, sino una indicación para que nos fijemos en las fechas en las que se dictan estas normas. Y para más señas la Universidad de Almería, muy vinculada a Consentino, es la que publicaba en el curso 2015/2016 un completísimo estudio titulado “Riesgos en una empresa de fabricación de encimeras de piedra”, en el que ya se detallaba la relación entre compuestos como el utilizado para el Silestone y la silicosis. Y ojo, que el autor era un estudiante con su trabajo fin de master, pero los tutores de aquel trabajo no.

En todos estos años, en vez de normalizar la información sobre los casos detectados, los tratamientos ofrecidos, las medidas adoptadas y la supuesta minimización de riesgos, directamente optaron por castigar a quienes hablaban de ello. Se hablaba de los logros, de los premios, de las estrellas que abanderaban la marca, pero no del problema que existía tras ella.

Ese silencio es el que hace la respuesta tardía, que carezca de valor o no alcance a tener el que debiera.

Frente a todo ello tenemos el verdadero problema de esta situación. Nos guste o no hay que defender lo que significa la marca porque representa más de 5.000 puestos de trabajo en una comarca que no tiene muchas otras salidas. El equilibrio es complicado, pero hay que encontrarlo, y aunque las envidias o la inquina por el poder acumulado sea enorme en algunos sectores que ya piden hasta la retirada de títulos y honores al que hasta ayer era el mayor visionario de la industria del mármol y sus derivados en la historia de esta provincia, hay ejemplos de sobra como para correr un relativo y condicionado tupido velo. Sin ir más lejos en Almería, concretamente en Roquetas de Mar, disfrutamos de un centro comercial que fue declarado ilegal, que fue promovido por uno de los encarcelados en el mayor caso de corrupción de la Costa del Sol, y la sentencia que se dictó un lunes, el martes fue declarada inejecutable por su repercusión social en los puestos de trabajo. Y hasta el alcalde del pueblo sigue siendo el mismo. Poco más hay que decir salvo que, en mi opinión, Cosentino llega tarde, pero como casi todo en esta vida, casi tiene remedio.

Cosentino llega tarde
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