jueves. 25.04.2024

La proximidad de unas elecciones, en este caso son varias, generan normalmente movimientos intensos en los partidos políticos, pero esta situación se evidenciaba tradicionalmente en el arco progresista, los de izquierdas, mientras que los grupos conservadores habían conseguido mantener un férreo control de sus bases con una técnica tan simple como reducir el ámbito de debate de ideas a sus ejecutivas nacionales, y que los organismos provinciales fuesen, sencillamente, ejecutores de órdenes superiores. Nada que ver con sus oponentes que al grito de elecciones convierten sus organizaciones provinciales en el verdadero paradigma del coño de la Bernarda.

Ahora no es así, ahora todos padecen esa fiebre heredada de la que aún no sabemos si fue prostituta o santera, si hizo las delicias de los soldados españoles desembarcados en el Rif allá por 1925, o como cuenta un autor granadino fue una morisca bendecida por San Isidro Labrador. Lo cierto es que, menos orden, hay de todo en los partidos políticos de cara a 2023.

Ojo, que en Mayo tenemos elecciones municipales en todo el país, pero también autonómicas en la mayor parte de las comunidades, incluida Madrid. Pero en diciembre llegan las nacionales en las que está claro que Pedro Sánchez será el candidato que batir, pero lo que no sabemos es si Feijóo llegará a tiempo.

En Andalucía, por ejemplo, ya hablan de que Juanma Moreno está preparado para dar el salto, y que incluso tiene totalmente ordenada su sucesión en Andalucía. Al mismo tiempo, sus fieles ya han iniciado una enorme campaña de limpieza étnica en la que todo lo que huela a los apoyos que en su momento tuvieron Pablo Casado o María Dolores de Cospedal han sido invitados a tomar la puerta de salida. Y ojo que, a los más reacios, los incluso acostumbrados a cambiar de chaqueta como de valores o principios los hermanos Marx (ya saben “tengo estos principios, pero si no les valen tengo otros”) les han advertido que si no salen voluntariamente habrá paredón.

Así, vamos a ver casos en los que de creerse uno presidente todo poderoso, pasará a ser conocido como el chico que cavó su tumba por un millón, y no precisamente por el ataque de la oposición, sino de fuego amigo. Y de todo esto nos vamos a enterar en las municipales, porque el acopio de munición está siendo bestial.

Pero la gran diferencia en este proceso respecto a episodios anteriores es que todo ese revuelo que hay en la izquierda, al final, será mucho menos sonoro que en la derecha, entre otras cosas porque hay dos líderes claros y definidos, puede que menos democráticos o que, sencillamente, sean más prácticos y dejen los debates para los momentos de debatir, y que no se debata precisamente en los momentos de actuar.

Afilando cuchillos
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