miércoles. 24.04.2024

Y si nos pasa a nosotros

Ahora, justo ahora, es el momento en el que por una vez en nuestra historia, todos en conjunto y sea cual sea nuestra sensibilidad política, vamos a tener la oportunidad de decirle al mundo que ésta no es sólo un gran nación, sino que además está preparada para cualquier contingencia. Preparados ante amenazas y con capacidad de respuesta tan milimetrada, que la alteración de nuestro orden como sociedad será respondida con tal armonía que no habrá resquicio por el que entrar a debilitarnos. Pandemia o amenaza de terceros, España no sólo tiene un plan, sino que cuenta o mejor dicho contará, con un Ley viva, que proporciona herramientas en constante funcionamiento y adaptación para garantizar algo tan esencial como la Seguridad Nacional. Y nacional es lo de todos, lo del conjunto, y por ello es tan importante no sólo apoyarla o comprenderla, sino verla necesaria y participar de ella.

En los próximos días, en el Congreso de los Diputados, daremos los últimos pasos de la nueva Ley de Seguridad Nacional que viene a completar y desarrollar, como en ella misma se establecía, la ley 36/2015. Y si no fuese porque hoy, más que nunca, vemos que un escenario de guerra no siempre es tan lejano o porque acabamos de pasar una pandemia de proporciones titánicas, -aunque en ocasiones creo, sobre todo por lo que se llegó a oír desde las bancadas de algunos grupos políticos, que muchos aún no han llegado a calibrar-, esta ley sería una de tantas que pasan sin pena ni gloria para el gran público. Pero esta vez no puede ser así.

Algunos pueden pensar que nada mejor que una crisis como la que se vive en Europa para hacernos recapacitar, pero desde Séneca, -que escribió aquello de que cuando alguna parte del todo cae, la que queda no está segura-, a Dostoievwsky , -que habló de que la verdadera seguridad se halla más bien en la solidaridad que en el esfuerzo individual aislado-, se habla de lo mismo. Nos dicen que la seguridad frente a una amenaza sea de la naturaleza que sea, no está en una ley o en un plan bien estructurado, sino en la capacidad de unir en torno a un mismo objetivo.

Podemos discrepar en mil cosas y enzarzarnos en debates eternos sobre cualquier tema, pero estos días hemos aprendido que hay cuestiones en las que no cabe el debate si su fin no es mejorar el consenso para llegar a la unanimidad. Porque ese será el primer paso de la verdadera seguridad.

El Gobierno de España tiene la obligación de sacar adelante esta ley que nos dice que los ciudadanos y las personas jurídicas debemos estar sujetos por propia convicción al deber de colaborar personal y materialmente en una situación de Seguridad Nacional. Un Ley que nos proporcionará una Reserva Estratégica basada en las Capacidades Nacionales de Producción Industrial (RECAPI), creada para reducir la dependencia española del exterior en recursos de primera necesidad o de carácter estratégico. Hablamos de establecer una producción industrial real a nivel basal que garantice un suministro de recursos esenciales con una rápida capacidad de movilización, o implantar una capacidad de producción industrial efectiva que pueda abastecer en situaciones excepcionales de alta e inesperada demanda. Promover una producción industrial polivalente con fines comerciales, pero con capacidad de adaptarse con rapidez a la producción de bienes estratégicos en caso de emergencia nacional.

En definitiva, esta semana, hablaremos de una de esas leyes que hacen a las naciones más fuertes.

Y si nos pasa a nosotros
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