viernes. 19.04.2024

Miren los datos

En los próximos días vamos a ver dos posturas fundamentales. Por una parte, los grandes derrotados que hablarán como siempre de que se pone en riesgo el tejido empresarial español y bla, bla, bla. En paralelo esos que dirán que se queda corta, que no es una reforma ambiciosa, que para solo esto no valía la pena armar tanto ruido. Y frente a todos ellos, en solo un mes de caminar de la reforma laboral aprobada en el Congreso de los Diputados, 238.672 personas han pasado a tener un contrato fijo al amparo del nuevo reglamento que, además, nos sitúa en el camino de avanzar en la resolución de los problemas estructurales de nuestro mercado laboral.

Política se puede hacer de dos formas. Una de ellas es ir sencillamente al relato, contar las cosas muy a lo PP, sin ni un solo dato que soporte las barbaridades que vienen diciendo en los últimos años, sin sonrojo alguno, y convencidos de que los españoles deben ser algo así como una manada de cabestros a los que llamar a una manifestación para luego lanzarlos contra un ayuntamiento. Pero no. Ya no cuela.

Otra forma de hacer política es luchar, negociar y llevar al Congreso una reforma laboral que permita terminar con esas situaciones que nos llevaron a una España en la que no valía la pena quedarse, sino que era mejor terminar los estudios y salir corriendo a cualquier país del extranjero, aunque fuese para trabajar como camarero, para tener un sueldo digno.

La España de la otra forma de hacer las cosas es la que ha llevado no sólo a esta reforma, sino a la creación en 2021 de 840.700 puestos de trabajo, según datos de la EPA, lo que supone la mayor creación de empleo registrada desde el año 2005. La otra forma de hacer las cosas es la que ha permitido que en tan solo un año y medio recuperemos los niveles de afiliación a la Seguridad Social previos a la pandemia. Según datos de la Seguridad Social, en el mes de enero ya hemos superado en 434.000 personas el nivel de afiliación previo a la pandemia mientras que, en la crisis financiera gobernada bajo los parámetros neoconservadores, se tardó más de una década.

En aquella crisis financiera, el PP de Rajoy hundió la hucha de las pensiones, ayudado sobre todo por la precarización de los salarios a consecuencia de su reforma laboral. Desde máximos de cierre de 2011 (66.815 millones), los populares la vaciaron hasta los 8.095 millones de diciembre de 2017, casi un 90%.

Y la pregunta es dónde fue ese dinero, pues es el momento de recordar que Rajoy rescató bancos con un coste de 66.577 millones de euros, según datos del Tribunal de Cuentas, que pagamos todos los ciudadanos. 

Hoy se rescatan personas, se devuelve la esperanza y, lo que es más importante, la ilusión de poder participar en el crecimiento de un país en el que se hacen leyes y reformas que devuelvan el equilibrio al estado del bienestar. Leyes y reformas que permitan recuperar al verdadero motor de la economía española, que no es otro que una clase media condenada a muerte con unas condiciones en el mercado de trabajo pensadas para el beneficio de unos pocos y en detrimento de la mayoría, a la que solo se la contemplaba como mano de obra que tenía que ser, además, barata.

Esta es una reforma justa, una deuda del país con sus ciudadanos, con la generación que se marchó a buscar trabajo fuera, para que puedan volver y con los que hoy empiezan su caminar en el mercado laboral con la garantía del un sueldo mínimo digno garantizado.

El resto es relato de baja política, sin soporte alguno de dato. Muy PP, por decirlo a las claras.

Sonia Ferrer Tesoro, diputada del PSOE por Almería

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