viernes. 19.04.2024

Tormenta política

La gente normal que contribuye y vota echa de menos el respeto y la estabilidad que siembran los debates duros  pero serenos, aquellos que están centrados en nuestros problemas , los de los ciudadanos y ciudadanas y no en agudizar y profundizar las diferencias entre las distintas  opciones políticas haciendo de una brecha un abismo y de un agujero  el cráter de un volcán en erupción.

No son tiempos para el lenguaje grueso y mucho menos para el insulto, ni para saboteadores de la democracia , sino para  cumplir con las obligaciones democráticas , ni por supuesto son momentos  para  cruzarse acusaciones de golpismo , ni desprestigiar las instituciones vendiendo su dignidad al que más puje , en nombre de no se que grupo de amistad con países de dudosa credibilidad democrática.

Que duda cabe que cualquier decisión encierra un riesgo , pero en el caso que ha convulsionado la Eurocámara y que pone en evidencia que deben existir más controles en las reuniones que se mantienen con los eurodiputados o el ambiente crispado del Congreso de los Diputados que hace del edificio de la Carrera de San Jerónimo , una competición de a ver quien insulta y grita más.

Y el Tribunal Constitucional se reunió, y tomó una decisión insólita en democracia al paralizar la tramitación de una reforma legislativa .Mientras la Cámara pudo votar , la alta no tendrá opción de debatir ni en comisión ni someterlo a votación en el Pleno ¿Cómo llamamos a este fenómeno?

 Es lógico y saludable que en democracia exista el debate entre posiciones discrepantes, al igual que es necesario colocar los intereses generales por encima de los particulares . Si no es así ,nos encontraremos en callejones sin salida y jamás alanzaremos completar los objetivos, y mucho menos obtener el placer que producen  los paraísos de las pequeñas y cotidianas cosas.

Creo que lo que desea el ciudadano de a pie es que quienes ostentan su representación en las distintas instituciones se ocupen y preocupen de sus demandas y problemas, y no estén anclados en ellos mismos , sin lograr dialogar y mucho menos entenderse.

Para cualquier analista da toda la impresión que estamos en la apoteosis del disparate, en un trayecto sin fin  que cada día sorprende y se alimenta con un nuevo pedrusco en el camino, y en la escala cromática  intentan imponer su estrategia quienes solo quieren que sobresalga el negro sobre todos los demás.

La tormenta política que nos afecta está dominada por una catarata de borrascas, que lo único que consiguen es la desafección , el despegue y la decepción de la ciudadanía que no se compromete en algo tan importante que le incumbe e influye en toda su vida, como es la POLÍTICA.

Resulta irresponsable por parte de la derecha española el peligroso juego de si ellos no gobiernan , todo está mal, y que España se encuentra perdida y ellos la salvaran , cuando el trabajo de hacer que  el País avance y se transforme es cosa de todos y todas. No hay luz que ilumine soluciones , si nos empeñamos en que todo esté a oscuras y fundimos los plomillos.

 No pretendo ser pesimista , pero confieso que me siento muy preocupado, como español y como demócrata, porque la derecha española  se haya” tirado al monte” y no sea capaz de recuperar la centralidad y lograr alcanzar Pactos de  Estado con la izquierda de nuestro País , no por estética, sino por ética y porque son necesarios. Trabajemos todos para evitar la actuación de la derecha retrograda y casposa de “cuanto peor, mejor para los nuestros” , y de lo que ocurra le echaremos la culpa al Gobierno y cuando a nosotros nos toque ya lo arreglaremos en beneficio de los de siempre.

Tormenta política
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