En nuestro País estamos viviendo actualmente una dinámica frentista, de colores e ideologías , incluso dentro de los mismos grupos, una tendencia a dividirnos y enfrentarnos con nuestras vidas y sueños, entre críticas y alabanzas Se pueden tener discrepancias y diferencias, lo que no es deseable es convertir los desacuerdos en una política de trincheras.
Las murallas se derriban combatiendo la desesperanza, el hartazgo, el miedo y la frustración., sin necesidad de huir y tomar el camino de la emigración, ni convertirnos en invisibles para el resto de la sociedad por culpa de la invisibilidad o por ser incapaces de dialogar.
Resulta bueno y deseable ser críticos y autocríticos , lo que es muy nocivo es transformar una distancia en un abismo, disfrazar la soberbia de humildad , hacernos grandes preguntas pero no encontrar pequeñas soluciones, enredarse en lo anecdótico y olvidarnos de lo realmente importante.
Hay quienes se parapetan con toda la pólvora y la metralla que esconden en falsas razones, como tener una mochila llena de piedras y una agenda repleta de años., como una realidad abierta con divisiones y conflictos, o una revolución que es solo especulación.
Tal vez lo que peor llevemos sea la soledad , porque resulta fácil dividir el mundo mediante trincheras, entre los acompañados y los solitarios, los que tienen mucho que perder y los que no temen a nada. Inventamos palabras, números e historias que contienen ambos, y que en ocasiones nos proporcionan un tono mesiánico.
En tiempos de disparos , bombas y trincheras, es conveniente y necesario restaurar el optimismo, liberarnos de prejuicios, sentirnos aliviados por decir la verdad., no ceder al desánimo, ni entregarnos en los brazos de los fantasmas y los fanáticos.
La única que puede terminar con las trincheras , es la cultura , que nos puede transmitir cosas que creíamos perdidas e inexistentes y que nos da una fortaleza intelectual , y una autoafirmación que nos dota de mayor autoestima.
Podemos llenar las estanterías de libros y las vitrinas de documentos para consultar y aprender , nuestro verbo de palabras y eliminaremos todas las trincheras , abriremos caminos para entendernos con los demás , con puertas y ventanas abiertas , sin necesitar cuevas ni refugios para aislarnos o que no nos vean.
Tenemos que construir un mundo sin prejuicios ni perjuicios, en el que podamos expresar libremente nuestras ideas , sin que nos amenacen , y en el que la utilización de la palabra sea nuestro mayor tesoro como humanos. Cuando gritemos y reclamemos libertad , estaremos al mismo tiempo asumiendo responsabilidades.
Hemos de ser naturalmente pacíficos, dialogantes y pacifistas. Sentirnos motivados porque sabemos lo que hacemos y vemos los resultados de nuestros actos. No debemos tener miedo ni ser cobardes a producir cambios en nuestras vidas.
Otra forma de colocar trincheras que tenemos que superar, es la de ponernos etiquetas para situarnos , la de utilizar nuestros talentos al servicio de la injusticia y emplear las broncas como medio de enfrentarnos , en un pulso a ver quien puede mas , en vez de emplear el diálogo para acercar nuestras posturas.
Hay quienes se fabrican trincheras frente al mundo, se imponen soledades para aislarse , y se vuelven impostores huyendo de la autenticidad de la audacia y la generosidad.