viernes. 29.03.2024

Patas arriba

Decimos que algo está patas arriba cuando lo encontramos desordenado o en un estado caótico. Hay quienes se pasan sus vidas siendo incapaces de poner orden, en el espacio, en su tiempo, en sus sentimientos y se sienten abrumados por presiones internas y externas.

Jamás encuentran que cosas necesitan, donde están ni dan con la sincronía de hacer lo oportuno en el momento adecuado. Sus creencias, actitudes y hábitos son como un terremoto con permanentes replicas, que demuestran que todo puede ser manifiestamente empeorable, aunque aparente ser más emocionante.

Muchas veces vemos que nuestros sueños pueden hacerse realidad con más facilidad de lo que suponíamos, si procuramos no marearnos al estar en la cresta de la ola o podemos resistir el pesimismo en los malos momentos. No es los mismo hablar a los ciudadanos, con los ciudadanos que contra ellos 

Los peores son los populistas y demagogos que permanecen en silencio, siguiendo la corriente o permaneciendo en silencio ante la injusticia y la tiranía. Debemos tener las ideas claras para defenderlas con firmeza, fuerza y flexibilidad., sin necesidad de ofender ni agraviar a quien legítimamente no piensa como nosotros.

No es lo mismo poder elegir entre varias opciones que no tener otro camino que seguir porque nos lo dictan, escaparnos de la prisión en la que quieren encerrarnos que darnos una escapada, los ocios que los negocios, el no tener nada que decir, que quedarnos sin palabras. Tal vez porque cuando escribimos, es tan importante lo que contamos que lo que callamos.

Tenemos un gran reto, y no es el de acumular conocimientos sino el de vivir nuevas experiencias y aprender a pensar. Arrasar en tromba en la realidad y hacer nuestro todo lo que nos sucede y ocurre. Entre la contundencia de la claridad y la confusión de la cantidad.

Debemos procurar no entrar en discusiones vanas con exigencias absurdas y sin avales sólidos. Cuando tomamos una decisión polémica, no es conveniente olvidar que, casi siempre, las riendas de nuestras vidas son únicamente nuestras.

De vez en cuando, aunque pongamos todos patas arriba, es necesario romper círculos y superar las brechas, y estar más receptivo a las ideas, concepciones y posiciones de los demás. El desencanto nos domina cuando comprobamos que lo que proponemos en el baúl de los olvidos.

Aunque a veces lleguemos a pensarlo, no es posible convertir por arte de magia lo heterogéneo en homogéneo Quienes se muestran crueles, altivos y engañosos, demuestran con sus actos su indefensión y lo mucho que necesitan el cariño de los demás.

Entre incertidumbres e inestabilidades, nuestras mentes y nuestros cuerpos necesitan descansar más, frenar el ritmo en los permanentes cambios de escenarios, de encuentros y desencuentros, y tener cuidado con el estrés, procurando poner magia en cada momento para desbaratar las preocupaciones.

Casi siempre que se cierra una puerta se nos abre una ventana, atornillando y aflojando nuestras actuaciones, ampliando el ver las cosas con estilo y elegancia, sin despechos ni desprecios. Cuando tenemos las ideas claras, empleamos nuestros mejores argumentos para seducir y convencer a los demás.

A lo largo de nuestra experiencia nos sorprenderemos cuantas cosas desconocemos. No debemos intentar controlarlo todo ni terminar siendo rehenes de las obstinaciones y los celos, para colocarnos patas arriba sin pretenderlo.

Patas arriba
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