jueves. 25.04.2024

De pantalla en pantalla

En una sociedad de las nuevas tecnologías y en una cultura audiovisual , , nos movemos y vivimos  de pantalla en pantalla. Del móvil al televisor, pasando por el ordenador, el reloj digital  , el libro electrónico  o la tablet tenemos que reconocer que nos pasamos una gran parte del día entre la devoción y la obligación frente a una pantalla.

De pantalla en pantalla , podemos tener con nosotros la última noticia, el código para una compra online o los números de nuestra cuenta corriente. A veces es vehículo de buenos y otras de malos mensajes ,: las hay envolventes y otras disolventes , verdaderas y engañosas.

La pregunta del millón es ¿Qué haríamos cada uno de nosotros sin atender a lo que nos aparece en las distintas pantallas? Hay quienes en el colmo del egocentrismo se pasan la jornada de comienzo al final haciéndose selfies y perdiéndose ver las cosas y a las gentes , con nuestros propios ojos en vivo y en directo.

Muchas de las cosas que nos presentan por las distintas pantallas, no nos merecen ningún crédito y confianza, y en ocasiones resultan dispersas y obsoletas. En algunas nos aparecen en seis columnas , portada , primer plano o cabeceras cuestiones que después resultan ser grandes bulos y mentiras , verdaderas fake news , que pasan de ser falsas  promesas a enormes decepciones.

Nos quedamos enganchados navegando por las redes o mirando mensajes en nuestros móviles , trabajando en nuestras tablets , leyendo nuestros libros u operando a través de las plataformas digitales  en nuestros ordenadores .Resulta curioso que en los datos que podemos consultar en la web del INE nos revelan que el 96% de las familias cuentan con al menos un teléfono móvil y que el 77% de las personas que acceden a internet lo hacen a través de este dispositivo electrónico, que para muchos se ha convertido más que en algo indispensable en un foco adictivo que está generando un nuevo repertorio de trastornos ligados a su uso.

El más importante de todos ellos es la nomofobia, que no es más que el miedo irracional que sienten muchos de sus usuarios a no disponer del teléfono móvil , bien porque se lo han dejado en casa , se les ha gastado la batería , están fuera de cobertura , han agotado el saldo , se lo han robado o simplemente se les ha estropeado.

Si ustedes son mínimamente observadores es fácilmente reconocible un nomofóbico: Lo verán ustedes mirando constantemente el móvil para ver si ha recibido algún mensaje, no vaya a ser que se le pase y el mundo se pare. En su obsesión por estar pendiente de la pantalla del aparatito ,es capaz de robarle todas las horas al sueño para sumergirse en las redes sociales.

En su querer llevar el mundo en el bolsillo , no quiere ir a ningún sitio en el que no haya cobertura, no vaya a ser que deje de recibir algo o no lo tengan localizado y todo se detenga  sin su concurso. Mañana, tarde y noche, no apaga el móvil en ningún momento del día, y siempre de forma ansiosa está pendiente de localizar un enchufe que le permita recargar la batería.

De pantalla en pantalla no son capaces de desconectarse del mundo electrónico que se han construido , pues para ellos significa no existir , lo que da nombre a otros de los trastornos relacionados con la dependencia del móvil y al que recientemente se ha bautizado como fomo, del inglés fear missing out ,  o lo que es lo mismo , miedo a estar desconectado.

 Sentimos pavor porque esta permanente dependencia de la pantalla , nos puede deshumanizar , y convertir de humanos, en robots humanoides y de ahí en maquinas incapaces de emocionar y emocionarse.

De pantalla en pantalla
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