martes. 23.04.2024

Marionetas del poder

Juan Antonio Palacios Escobar
Juan Antonio Palacios Escobar 

El poder vuelve a muchas gentes marionetas cuando lo ostentan, pierden su voluntad y su criterio, se quedan sin ideas ni discursos y solo viven para mantenerlo a toda costa. No les voy hablar del Gobierno de ningún ámbito territorial, ni tampoco cuales son las motivaciones y las consecuencias psicopatológicas de convertirse en prisioneros o rehenes de la poltrona de turno o bufones de quienes lo ejercen.

Perder el seso por elevarse al trono de quienes mandan, y no escuchar a nadie, porque siguiendo el Síndrome de Hubris, en su prepotencia, rechaza posturas que no sean afines a sus ideas, mantienen una conducta narcisista, son incapaces de cambiar de conducta y su ego resulta esperpéntico y desmedido.

Hemos de reconocer que el poder afecta en el ejercicio de la política, y desgasta, más a los que no lo tienen, pero quienes tienen una responsabilidad pública, por muy equilibrado  que parezcan, sufren presiones, aunque las superen, y tienen la carga del cargo, el peso de la responsabilidad.

Entre tensiones y decisiones, el ejercicio del poder, es hoy en día una de las actividades de mayor riesgo y que exige de quienes la llevan a cabo, mucha inteligencia y templanza. Por eso es importante tener el control y claros los objetivos que hemos de alcanzar.

La realidad nos demuestra que el poder no está siempre en las mejores manos, que contemplando algunas actuaciones, hay ocasiones que no es el más capaz, el que está al frente de un cargo  o una institución, que hay sujetos que se les ve el plumero y demuestran su inmadurez psicológica.

Todo ciudadano que tiene salud mental y física, posee la madurez psicológica para tomar decisiones,  provocar crisis, confrontaciones y desequilibrios. Hay quienes además de hacer gala de una formación cultural pobre, ponen de manifiesto  cada vez que tienen ocasión de una personalidad desequilibrada y caprichosa.

Se terminan convirtiendo en marionetas del propio poder, y con su carácter emocional particular, demuestran su necesidad de afecto y su desarrollo humano frágil al que le cuesta superar cualquiera de las dificultades que se le presenten en el camino.

En derredor del poder hay tres tipos de figuras, quienes aspiran a ostentar el poder siempre, y para ellos adoptan una piel camaleónica, los que utilizan al poderoso en  beneficio propio y cada vez lo hacen más dependiente, y los bufones a sueldo, que manipulan los hilos de aquellos a quienes sirven para convertirlos en marionetas.

Estos sujetos son peligrosos, porque están dispuestos a lo que sea, incluso a perder su dignidad, y soportan el desaire y la humillación de sus jefes, y son permanentemente objetivo de los orgullos más desmesurados.

Las marionetas del poder del poder pierden toda la confianza en sí mismos, lo que les hace mostrarse en la mayoría de las ocasiones complacientes e inseguros, y con una inteligencia y una comunicación muy lejos de convencer a nadie.

 Demuestran  una constante impaciencia, y un aparente sentimiento de superioridad que esconde todo lo contrario, con una preocupación exagerada por lo anecdótico y lo superficial, una obsesión por su imagen y parecer el más guapo de todos los mundos existentes.

También les pierde a estos títeres y marionetas, el afán de poseer lujos y hacer excentricidades, el creerse insustituibles, y en su afán de ignorantes despreciar las opiniones y los consejos de los demás.

Marionetas del poder
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