Para dedicarnos al servicio público debemos ser generosos, por eso tras un tiempo comprometidos con los ciudadanos por el ejercicio de la política , solemos ser mejores personas. Son muchas veces las que nos hemos colocado en el lugar de los otros, las que hemos adoptado la mirada de los demás y estar en condiciones de ayudar a resolver sus problemas.
Por eso los políticos que se encierran en el juego sucio, que son cómplices de la manipuladores y engañiflas, son doctores de la bronca , de la zafiedad y el insulto, y en esa dialéctica sin argumentos solo utilizan las descalificaciones.
Con sus intervenciones se desnudan ante las gentes que son sus empleadores y votantes, y que deberían merecer todo el respeto, y no tratarlos como si fueran unos paquetes, en lugar de ciudadanos y ciudadanas con todos sus derechos , y ellos solitos van encapsulándose en un callejón sin salida en los que nadie cree , por sus incumplimientos y sus mentiras.
Nunca encuentran el momento adecuado para admitir que se han equivocado, y que el camino que llevan terminan perjudicando a todo el que trata con ellos, y no encuentran su perfil sino creando conflictos y convirtiendo posibles entendimientos en patatas calientes que no hay manera de paladear.
En su juego sucio, no maduran jamás porque su comportamiento es egoísta e indeseable., provocan y bloquean la gestión de las instituciones y hay que echarse a temblar porque lo que viene es peor , porque son capaces de alimentar las disonancias o montar una guerra donde solo debería haber sitio para la paz.
Son desleales por naturaleza e incapaces de ser discretos y guardar un secreto, y no se les puede confiar información sensible ni delicada, porque terminan caminando sin rumbo y abordando los temas más trascendentes de la forma más frívola y banal.
Además del brazo de la calumnia y la mentira acusan a los adversarios de todo aquello de lo que ellos son culpables, como por ejemplo acusar a los demás de corrupción sin mirarse al espejo o como el caso del PP , en su estrategia del todo vale , desempolva el fantasma de ETA, cuyo fin se produjo hace 11 años , pero cada vez que huele que las cosas le van a ir mal o un vuelco electoral resucitan a la banda terrorista , que ya no existe.
Tampoco entendemos los que dicen una cosa y hace justo la contraria , como es el caso de la extraña relación entre PP y VOX, que no comparten pancartas , pero si Gobiernos y algunas de sus banderas. Lo peor en estos casos son las cosas que son capaces de aguantar Feijóo y los suyos, con tal de no enfadar demasiado a sus camaradas de la ultraderecha. El mejor ejemplo en la actualidad es Castilla -León, en cuyo Gobierno , el vicepresidente Juan García Gallardo sale a disparate y despropósito por día.
El juego sucio que es el deporte favorito de muchos miserables de la política constituye un permanente ataque a la democracia, y uno de los escenarios y autopistas que utilizan para hacer daño y denigrar a los demás son las redes sociales, que son como una caja de resonancia para todas sus barbaridades.
Son oscuros en sus intenciones y nada claros en sus patrimonios, incluso cuando nos enteramos de su procedencia , llegamos a creer en los milagros económicos, ya que vemos posible , como se puede, siendo ahorrador de un sueldo normal tener varias casas de un alto valor dinerario ¿Dónde está el milagro? ¿Cómo pueden ser tan emprendedores? ¿Quizás haya juego sucio?