martes. 23.04.2024

Huir de la realidad

Si estamos sometidos a riesgos extremos , nos precipitamos por huir de la realidad , bien porque no nos gusta o porque tememos caer en un peligro que termine con nuestros proyectos en la basura, y solemos confundir y hacer creer a los demás los verdugos con las víctimas, los acogimientos con las venganzas.

Nos quieren hacer creer que  nunca pasa nada, cuando nos está pasando todo delante de nuestras narices.  Presentarnos el vaso medio lleno cuando está medio vacío, y encerrados en nuestro rincón de imaginar , pensamos en todo aquello que nos falta y soñamos con las palabras, encontrando soluciones en como combinarlas.

A veces tenemos la sensación de no estar en el sitio que deberíamos, y galopamos en un caballo imaginario , cuando vamos conduciendo un todo terreno, por caminos impracticables que son como una mínima oportunidad para la vida, en la que todo parece ficción aunque sea realidad.

En la época que nos ha tocado vivir estamos rodeados de personajes , a los que llamamos influencers o modelos ficticios que lejos de cualquier principio ético y bajo el dominio de las marcas , intentan dirigir nuestras vidas y que es lo que debemos decir y hacer, que es lo que tenemos que consumir. Es una huida de la realidad desde dentro de la misma. 

Vamos de un lado a otro , a base de tropezones, envueltos en ciencia ficción , probando y experimentando entre ensayos y desconfianzas, teletrabajando desde casa, olvidándonos que no somos solos en el mundo , hay que tengamos acceso a toda la información.

Esa soledad , en la que  no nos encontramos con la posibilidad de aceptar la intimidad , estamos hiperconectados todos y todas, pero tremendamente solos y solas, asistiendo a la inmediatez de todo lo que nos ocurre a una gran velocidad y nos condena a no madurar ni entenderlas.

Estamos cansados de que todo parezca tan fácil y nada requiera esfuerzo, y encontramos la recompensa en mantener nuestras mentes abiertas que es la mayor frescura interior , en lugar de permanecer cual mentecatos cerrados a cualquier a experimentar cualquier cambio.

 La no aceptación de la realidad nos lleva con frecuencia a constatar que hay cosas que se nos quedan pequeñas, y hay otras que siempre nos parecerán grandes, entre polarizaciones y enfrentamientos, descubriremos lo posible de lo imposible y viceversa.

Hay espacios en nuestro mundo , donde tenemos la sensación de que todo el mundo quisiera huir , como es el caso de Afganistán, incluso quienes ahora ejercen un poder tiránico , como son los talibanes., aunque en ocasiones parezcan que gran parte de la población haya aceptado sin rechistar la nueva situación.

Entre renuncias y adversidades, hemos de dar la cara, y la respuesta no puede ser la huida , ni el bloqueo sino predicar y dar trigo. No se puede tener todo el día en la boca la Constitución y hacer oídos sordos a cualquier propuesta del Gobierno que es buena y positiva para la ciudadanía.

El presente y su proyección en el futuro no está en huir de la realidad que vivimos y nos espera aquí, sino en que seamos capaces transformar nuestra realidad para poder sobrevivir, de que no continuemos colocando el foco en el lugar equivocado , de tener claras las ideas para que nuestras actuaciones demuestren que nadie es superior a nadie.

Debemos recuperar el tiempo perdido para no tener que huir de la realidad , con nuestra mochila de hechos , anécdotas y manías.

Huir de la realidad
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