miércoles. 24.04.2024

La historia de una ambición

Dice el refrán que cuando el sabio señala la luna , el tonto se fija en el dedo y afirmaba David Abernathy , que “se puede matar al soñador, pero no al sueño” .Estamos a  dos meses escasos de las Elecciones Municipales , y habrá ambiciones para todos los gustos. Los que tienen el poder y no quieren perderlo bajo ningún concepto y aquellos que aspiran a tenerlo con una victoria en las urnas y el respaldo de la ciudadanía

La ambición política es legítima , deseable y necesaria . Si los objetivos son nobles y los medios legales , colocando los intereses de la gente por encima de los particulares , reforzaremos el sistema democrático y colaboraremos a construir una sociedad más fuerte, justa y equilibrada.

Frente a quienes pretenden superar la comodidad y el instalarse en el conformismo o la mediocridad y luchan por mejorar , por crecer y progresar, están quienes no tienen conciencia de sus límites y van más allá de cualquier deseo intenso y vehemente de ser en cada momento los mejores y los únicos.

Durante los procesos electorales suele salir lo mejor y lo peor de cada candidato o candidata, y tenemos aquellos que además de ser dañinos y peligrosos , provocan en ocasiones desastres y calamidades, y que son un síntoma patético de falta de coherencia y respeto a si mismo y a los demás , situándose en el cenit de su nivel de incompetencia y presumiendo de todo lo que ignoran.

Hay quienes llegan a estos tests democráticos , con el orgullo de haber ido de éxito en éxito, de triunfo en triunfo, mientras que otros, van saltando de fracaso en fracaso hasta la derrota final , y no se cansan ni admiten sus equivocaciones, que en pura lógica le debería haber llevado hace tiempo a sus casas.

Unos de los valores más significativos que se le puede exigir a cualquiera que aspire a ser votado, es tener una fuerte referencia social, y que la gente les conozca por su actividad  y porque a lo largo de su vida política ha dejado una huella con realidades concretas.

Tienen que ser conscientes de sus limitaciones , admitir sus errores  cuando estos se producen y no perder la cabeza con sus aciertos . Aprender a conjugar el verbo dimitir , y que ninguno somos imprescindibles. Cuando decidamos hacerlo , hagámoslo sin rabia , con dignidad, sin resentimiento , que no nos quedemos solos o con el culo al aire , llenos de soberbia , o nos sintamos desautorizados o hasta las narices , y queremos poner fin a nuestra vida política, intentando salir por la puerta grande  en lugar que con el rabo entre las piernas.

Existen muchos falsos lideres solitarios en las distintas formaciones políticas , asustados , entristecidos y enfadados que son como versos sueltos, que es tremendamente complicado que enfaticen con nadie , incluso los hay que actúan por libre según el patrón que les pague y sus intereses del momento, sin importarles si la marea sube o baja y cual es la dirección y la fuerza del viento.

Dedicarnos a la actividad política, y máxime en plena campaña electoral exige de nosotros que pongamos la máxima concentración. No nos podemos permitir ni distracciones ni ausencias. Hemos de estar preparados para los imprevistos , pero en la seguridad de que quien siembra recoge, y que la inmensa mayoría de las cosas no son casuales sino causales.

Asumamos los contrastes como la sal y la pimienta de la política , si todos los momentos fueran buenos , estaríamos asistiendo a una gran mentira, al igual que si solo viviéramos situaciones conflictivas y borrascosas . No nos obsesionemos con que todo nos salga bien o la necesidad de ser perfectos ni dejarnos siempre llevar por temores e inseguridades.

La historia de una ambición
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