viernes. 19.04.2024

De acá para allá

 La vida nos lleva de un lugar a otro, de acá  para allá buscando algo o sin un objetivo preciso y determinado. En ese caminar, entre tranquilo, lo que nos permite fijarnos en lo que vemos y ocurre a nuestro alrededor o inquieto, en lo que nos asaltan muchas imágenes, pero no reparamos en nada, sin poder humanizar nada de lo que pasa ante nuestros ojos.

 Nos preguntamos porque en este País , que como diría Antonio Machado, nos gusta “andar en muchos caminos, abrir muchas veredas, navegar en cien mares y atracar en cien riberas” ; no nos recreamos más en nuestros desplazamientos y nos llenamos de problemas.

 Entre desconocidos y desconcertantes, no debemos comernos el coco por aquello que no va a tener ninguna repercusión. A veces vamos tan de prisa que el futuro se nos convierte en pasado y el tiempo es una permanente velocidad sin espera.

Con toda la prudencia del mundo, siempre que nos vemos obligados a parar, nos volvemos a poner en marcha, y vamos separando, aunque en ocasiones nos parezcan lo mismo, que hay tiempos para poseer y tiempos para compartir.

De manera sincera y auténtica hemos de buscar lo mejor para los demás, ya que, si solo pretendemos el mal ajeno, no vamos a recibir nada bueno de nadie. Nos damos cuenta que no nos queda más remedio que tomar partido, debemos pensar que es lo que más nos conviene y actuar con transparencia y claridad.

 Vamos conociendo en nuestro caminar gente que merece la pena y aquellas otras que jamás se equivocan, aunque se sitúan en el no a todo y a todos y en una retórica vacía que evidencia una ausencia de ideas, y en su arbitrariedad manejan dos varas de medir para las mismas personas y situaciones según les convenga.

 Debemos tener paciencia y veremos como lo que estábamos esperando llegará y nos proporcionará una gran alegría, Hay ocasiones y circunstancias en la que nos sentimos más plenos y tranquilos: Con frecuencia tenemos muchas ganas de comenzar de nuevo, de dejar atrás problemas y tristezas y mirar hacia adelante.

 Cuando surge una buena  oportunidad, tenemos que aprovecharla. Tampoco hemos de caer en la tentación de querer administrar la vida y sus libertades a los  demás. Entre sabores y paladares para todos los gustos, aquello que habíamos ansiado y estábamos esperando llegará y nos proporcionará una gran alegría.

 No nos dejemos llevar por el malhumor, adaptémonos todo lo que podamos y pasemos  de los ruidos y los disgustos. No nos molestemos porque no tengan en cuenta nuestras observaciones y procura no darle a las cosas más importancia de la que realmente tienen.

De principio a fin en el acá para allá, hemos de procurar que el móvil no conduzca nuestras vidas y nosotros nos dejemos llevar. Entre rejuvenecer y envejecer, manejos y chanchullos, necesitamos renovarnos. Contando y cantando, podemos ser fieles al camino que nos hemos trazado o sembrar de crispaciones y griteríos un recorrido de confusiones.

Lo grotesco y lo esperpéntico, de la ceca a la meca, lo testarudo pero vulnerable, lo precavido y cuidadoso, de lo tenso a lo complicado, respiramos hondo y procuramos empatizar, cambiamos nuestras rutinas y encontramos nuevos alicientes .Mientras llega el momento que esperamos, procuremos distraernos y consideremos que es importante que alguien escuche lo que tenemos que decirle.

                     

    

      

De acá para allá
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad