jueves. 25.04.2024

Contador de historias

No era un cuentista , pero tampoco le hubiese importado serlo. Era un contador de historias, que le gustaba plantear el lado inédito de una realidad fantástica. Capaz de sorprender , mago en hacer juegos con las palabras y alquimia con las ideas , para convertir en luminosos los letreros apagados e dar sonidos a los altavoces silenciosos.

Se quedaba extasiado escuchando la ingenua voz de un niño o los extraños ruidos de la naturaleza en el silencio de la noche , que sonaban a hadas y dragones, o los sabios pensamientos de un viejo que desgranaban mil y una historias de lo vivido y le ponían en alerta sobre los secretos de aquellas sinfonías de la fauna  y de su procedencia.

Conforme el tiempo pasaba se iban acercando los que empezaban y terminaban, ambos nos acababan contando las mismas historias o muy parecidas aunque utilizando palabras distintas y las expresiones pareciera distantes , sus significados eran idénticos , siempre teniendo claro que esa llama del lenguaje y de los sueños , no podemos incurrir en el error de infantilizar a los viejos ni envejecer a los niños.

No me voy a resistir a contarles algo que vivían a diario . Erase una vez un anciano con la ilusión de vivir de un niño. A sus 81 años , todos los días salía  a dar un paseo . En su caminar nunca se sentía solo y jamás se aburría, y en cada tiempo y espacio encontraban algo que despertaban sus curiosidades.

A lo largo de su recorrido por la ciudad, en un lugar al sur del sur. Abuelo y nieto tenían los pensamientos y las fantasías más raras y extrañas , que en muchas ocasiones habían sido el acontecer de sus sueños y personajes, como irreales.

En ocasiones , Rogelio, que así se llamaba el mayor de nuestros protagonistas se retrotraía en el tiempo y evocaba el espíritu rompedor de sus tiempos de juventud , pero en todas ellas tenía la virtud de reírse de si mismo, de la cantidad de veces que se había equivocado y de su sentido de la vida para no tomarse en serio.

Ya hacía tres años de este encuentro diario , y eran dos generaciones que representaban dos modelos y mundos distintos, aunque fueran por la misma vía y en el mismo tren como abuelo y nieto , y en ese contacto con la realidad retratando todo lo que veían , sobre todo lo personajes que les salían al paso y le sorprendían con si ingenio popular.

El abuelo solía recordar batallas que al nieto le sonaban a cuentos fantásticos, y éste a su vez no paraba mirando hacía adelante sobre todo manifestándole todo lo que le gustaría ser y tener. Los dos se escuchaban , los dos se querían, los dos se influían , aunque de distinta manera , uno mostrando el camino de la sabiduría , el otro dando vitalidad , alegría y ganas de vivir.

Ambos habían encontrado en aquellos paseos , muchas historias originales , eran verdaderos contadores de los que les ocurrían y de los que se imaginaban. Algunas de ellas revolucionaban sus vidas , desde sus sueños , y les hacía ser más felices, estando  juntos y triunfadores en sus papeles de abuelo y nieto, con sus ideas que formaban parte de un amplio catálogo.

 Lo que no podrían llegar a entender ninguno de los dos es cómo en un País del mundo, en pleno siglo XXI , como Afganistán, en el que habían vencido los talibán , dónde antes había un Ministerio de la Mujer , ahora se llamara de Prevención del vicio.

Este como muchos otros casos en otros lugares de la Tierra , no lleva a la conclusión de que la democracia no se conserva y se fortalece sola, sino se lucha diariamente por fortalecer nuestros derechos.

Contador de historias
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