viernes. 19.04.2024

Asistencias e Insistencias

Juan Antonio Palacios Escobar
Juan Antonio Palacios Escobar

Podemos estar orgullosos de defender los derechos humanos, de hacer de ellos nuestro compromiso privado y público, pero no podríamos entender que se hiciera bandera de su incumplimiento. Hacer negocio del odio y la adicción, del maltrato y la trata, del engaño y el desengaño, de la contaminación y la violación, es además de ilegal, rechazable en todos los órdenes.

Tan indecente resulta como reclamar medidas, que somos los primeros en no respetar o denunciar aquello que no cumplimos,  falsificar y reclamar autenticidades, distorsionar la realidad  e inventarnos discursos y personajes que no existen.

 Resulta deplorable por muy insistentes que seamos, que le exijamos a los políticos, aquello en lo que nosotros no creemos, que pretendamos convertir en autenticidad, lo que solo es una farsa, que queramos  hacer compatible lo que no hay manera de casarlos.

Entre insultos y asaltos, asistencias e insistencias, cuidados y deslices, versiones y conversiones, fidelidades y lealtades, vamos descubriendo que cualquier día puede ser bueno para disfrutar e iniciar una aventura intelectual interesante.

Nuestro sentido del humor es necesario para evitar conflictos, ya que lograr nuestra felicidad es estar situados en la frontera del éxito. No debemos pretender acaparar todas las miradas, debemos permitir que todo suceda como tiene que suceder.

Debemos ser generosos y estar abiertos a cambios y a escuchar las sugerencias de los demás, sabiendo despegarnos de obligaciones innecesarias y priorizando nuestros objetivos. A veces mostramos nuestro más lado más intransigente con el “jamás de los jamases” en lugar de estar abiertos y comprensivos a nuevas ideas y caminos.

Cuando nos invade el optimismo nos ayuda a avanzar, incluso a encontrarnos en nuestros mejores momentos, por ello debemos marcarnos límites para no salir trasquilados, actuando con la cabeza fría y sin dejarnos llevar por viejos rencores.

Hemos de superar nuestras dudas, pero sin pretender tener siempre la primera y la última palabra, y que aunque siempre seamos de los perseguidos frente a los perseguidores, no podemos resignarnos y hemos de rebelarnos. No debemos estar a verlas venir y tomar la iniciativa.

La fuerza mental suele ser nuestra mayor garantía, entre bajadas y subidas, medidas y compromisos, pobrezas y riquezas, acuerdos y desacuerdos, pactos y rupturas, alianzas y enfrentamientos, aclamaciones y silencios.

Del todo a la nada, ponemos todas nuestras fuerzas en dar riendas sueltas a nuestras emociones, y no permitir que nos hagan daños, en restablecer los puentes de diálogo y entendimiento, en ser amados y respetados, en lugar de temidos y odiados.

No debemos permitir ninguna presión externa, saber empezar y terminar cualquier tarea que nos propongamos, aunque tengamos que tomar decisiones, que a los ojos de los demás no sean cómodas, ni tan siquiera parezcan correctas.

Si estamos convencidos de lo que pensamos y lo que hacemos, hemos de mantenernos firmes  y seguros de nosotros mismos, sin encerrarnos en círculos ni endogamias, procurando ser resistentes y duros, y repartir sonrisas y abrazos, en lugar de broncas y regañinas.

Hay palabras que juntas se complementan y otras que se pegan y rechazan. Con asistencias e insistencias podremos construir muchas historias que jamás hubiéramos soñado.

 

Asistencias e Insistencias
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