jueves. 28.03.2024

#Lenguetasnosecierra

 

Quizás sea el movimiento más torpe que ha podido tener el alcalde de Almería, Ramón Fernández Pacheco (PP), porque hay cosas que están por encima de un político, de un partido y hasta de una ciudad. Son esas señas de identidad propias, como el mítico “lengüetas”, el quiosco de la Plaza de España, en Ciudad Jardín. Pero en el fondo les está bien empleado a los propietarios, porque sólo hace falta ponerte una camiseta de “yo voto a Ramón” durante la campaña de las municipales, para que luego llegue ese mismo alcalde y te la haga tragar centímetro a centímetro la prenda, y justo en el peor momento de la historia en el que se pueda imaginar.

La Policía Local de Almería ha irrumpido en el establecimiento, que es el único quiosco de 25 metros cuadrados que no ha cuadruplicado su superficie construida, ni nada por el estilo, que es lo que normalmente se hace en los parques de la ciudad. Dicho esto, habrá que estar muy atentos para ver lo que ocurre en el resto de quioscos y establecimientos, porque actuar contra uno y dejar al resto igual, tiene un nombre muy específico en el código penal

El único lugar que ha mantenido a lo largo de los años su misma estructura y esencia, y yo he sido testigo de al menos 30 de ellos porque me he criado en esas calles, ha sido precisamente “el lengüetas”. Por una parte me encanta que este torpe equipo de gobierno municipal de eso en lo que se ha convertido el Partido Popular, sea tan ignorante de su propia ciudad como para precintar el que posiblemente sea el único de esos lugares que siempre estará en la lista de los cinco mas populares. Que además lo hagan el primer día de salida tras casi dos meses de encierro, y en el único punto de la ciudad en el que precisamente hay parque para extender mesas y sillas sin problemas es, sencillamente, un error de cálculo sin precedentes.

Obviamente me da mucha pena por los chicos del quiosco. Aunque el actual capitán del barco es segunda generación, casi que podríamos denominarlo como tercera por la diferencia de edad con sus hermanos, quienes sustituyeron al padre, después de muchos años de acompañarle. Y por mucho que ha cambiado de unos a otros, la esencia, y la plancha, siempre ha sido la misma. Dicho de otra manera, el quiosco del “lengüetas” nació con Ciudad Jardín como barrio y tenía el mismo éxito cuando el suelo era de tierra que ahora enlosado. El mismo que va a tener cuando vuelva a abrir, porque si en las próximas horas no lo desprecintan y el mismísimo alcalde no se toma allí una cerveza pidiendo perdón, va a tener que levantar muchas, pero que muchas terrazas, y de gente menos amable y más peligrosa que los chicos de Ciudad Jardín.

Bien, el problema es que supuestamente no tiene licencia, pero sinceramente creo que por mera usucapión tampoco tiene ningún derecho el ayuntamiento de Almería a pedírsela ahora, y me que extraña muy mucho que no sea un error de percepción, puesto que un quiosco no es un bar y, como poco, estos chicos se merecen hasta una ordenanza municipal ad hoc.

Fuera de bromas.

Han sido tantas las denuncias de algunos vecinos que llegaron a vivir al lugar y quisieron cambiar aquello que estaba mucho antes que ellos, que me extraña mucho que no exista esa licencia, porque les aseguro que lo habrían cerrado hace muchos años.

Habrá que ver en qué termina todo esto, pero por ahora sólo nos queda gritar eso de #lenguetasnosecierra, y de paso “Pacheco dimite, los fieles del lengüetas no te admiten”.

Me parto. Me da pena, pero me estoy descojonando desde que me he enterado.

 

#Lenguetasnosecierra
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