jueves. 28.03.2024

El TSJA finiquita el caso Gabriel

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha rechazo de plano los recursos interpuestos por el Ministerio Fiscal y la acusación particular en el caso Gabriel, el menor asesinado en Almería cuya desaparición conmocionó a todo el país, hasta el punto de que fue seguido paso a paso, minuto a minuto, por los medios de comunicación. Se acabó, no hay más. La acusada sigue estando sentenciada por asesinato y condenada a prisión permanente revisable, que salvo interpretación que haga el Tribunal Constitucional, es lo más próximo a la cadena perpetua que permite nuestro ordenamiento jurídico.

El alto tribunal andaluz no acepta la tesis de la familia de la víctima sobre el ensañamiento y, además, absuelve a la acusada del delito de lesiones psíquicas pero mantiene los dos contra la integridad moral.

El dictamen dice textualmente “difícilmente puede concluirse que la intención de Ana Julia fuese lesionar (psíquicamente) a los padres del menor con ese fingimiento, sobreactuación y palabras de esperanza, cuando su primero y principal objetivo era no ser descubierta jamás, pues si hubiera logrado tal objetivo, los padres únicamente padecerían el enorme sufrimiento propio de la muerte o desaparición de su hijo, pero no el añadido de recordar el fingimiento y sobreactuación de la culpable no descubierta”.

Sin duda es uno de los casos más duros que se puedan recordar, no menos tampoco que el atroz crimen de Los Almendros, el de una niña de siete años, Montse Fajardo. Fue rociada con ácido, un total de 36 puñaladas con ensañamiento e incluso contusiones en la cara, hasta morir dentro de un barreño.

Estefanía Úbeda en el Ingenio del Puche hace más de 20 años. Sergio, de siete años, asfixiado hace pocos meses en Huércal de Almería por su propia madre.

No hace mucho un amigo me preguntó si había visitado últimamente el altar del niño en La Ballena de Almería, así que fui le hice una foto y se la mandé para que entendiese que su percepción era totalmente distinta de la realidad debido, precisamente, a que los medios de comunicación, audiovisuales sobre todo, habían sobreactuado de una manera desproporcionada con este asunto. No podemos olvidar que se hacían directos en pleno informativo de las nueve de la noche en la antesala del velatorio, con declaraciones de los propios padres.

Desproporción sí, hasta el punto de que, sin perder un ápice de sincera compasión por la familia, empezaba a crear cierto distanciamiento generalizado con el asunto. Dicho de otra forma, se pide a gritos en silencio dejar ya en la esfera del dolor más íntimo y familiar lo relativo a la que sin duda tiene que ser la peor desgracia que le puede suceder a un padre o una madre. Pero en este caso especialmente al padre por su relación personal con la asesina.

Se acabó, es tiempo de parar, dejarle descansar y rogar porque sea capaz de sobrellevar aquello que obviamente nadie olvidará.

Puede que la asesina recurra al Tribunal Supremo, pero ella no le importa a nadie y esa indiferencia debe quedarse ahí, en su entorno, en su figura, no en el caso en si.

El TSJA finiquita el caso Gabriel
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