Si eres de esos que intentas mantener la actividad contra viento y marea te ayudo GRATIS, en la medida de mis posibilidades a hacerlo. Asesoría, promoción, organización de procesos, posibles soluciones a los problemas que creas que te vas a encontrar… Todo tiene arreglo en el mix que componen la posibilidad de tener un stock, el entorno digital o internet (como quieras llamarlo) y el desarrolladísimo mundo logístico que tienes tu alcance. Liquidar existencias porque te come la cuenta corriente el almacén lleno de producto, perecedero o no, e incluso la satisfacción de que si te funciona una nueva estrategia puedas recuperar a alguien de los que has incluido en el ERTE. Esos tienen que ser los objetivos en un momento en que no toca taparse con la manta hasta las cejas, sino levantarte de un salto y decir aquello de: “hoy también puede ser un gran día”.
Llevo más de veinte años teletrabajando, asesorando a empresas e instituciones en este campo, porque en la red no sólo se venden productos tangibles. También hay servicios, posibilidades y hasta capacidad para generar nuevas ilusiones, y quién sabe si con esta crisis no eres capaz de idear una segunda vía de desarrollo de tu negocio, e incluso inventarlo ahora, porque sobre todo tienes tiempo para pensar y gente capaz de ayudarte a ordenar ideas. Ten en cuenta muchas grandes fortunas partieron de la nada, y en infinidad de ocasiones de escenarios que todos consideraban como tierra quemada.
Yo pongo encima de la mesa experiencia y espacio ilimitado en teleprensa.com, con el permiso de mi socia, para que promociones tus productos. Es obvio que la publicidad se ha caído, pero tampoco ha sido nunca nuestro recurso principal de subsistencia, somos más del modelo de consultoría de comunicación, de ayudar a desarrollar e incluso generar ideas. Y algunas nos han salido bastante bien, hasta muy bien. Obviamente yo no voy a subsistir con la publicidad institucional de las campañas por coronavirus. No es mi modelo y tampoco me van a llamar para ello, eso lo tengo claro. Es decir, asumo de dónde no vienen las posibles soluciones de hoy, e intento abrir ventanas de futuro.
Puede que algunos imaginen que estoy muy aburrido o que hay una segunda parte de esta estrategia que oculto, que no cuento. Pero no es así.
Bueno en parte sí.
En cierta medida confío en que si somos capaces de ayudar a generar situaciones de éxito dentro de esta crisis, ello influirá en un futuro a que esas empresas confíen en nosotros cuando estén en situación de normalidad, y si quieren, porque ni es una obligación ni tan siquiera una condición de contraprestación futura.
Tenemos espacio ocioso como medio comunicación, algo de tiempo e interés por mostrar que esta sociedad la podemos curar, con una enorme tormenta de ideas, de ese otro virus que empieza a expandirse y no se trata en los hospitales. Y les hablo del desánimo, de la pérdida de confianza.
Puede que todo quede en nada, bueno la verdad es que no porque ya le estoy prestando esta ayuda a amigos, clientes de mis clientes, y otros que necesitan, como mínimo, una voz al teléfono o una cara al otro lado de la videollamada que les diga que se pueden hacer cosas, seguir adelante. Lo importante es que el mercado sigue estando ahí, solo que ahora hay que llamar a su puerta de otra manera, y si te va medianamente bien creo que financiación no te va a faltar.
Y aclaro lo de los valientes, porque realmente valiente es todo aquel que cumple con las normas de confinamiento. Pero esos que, además, intentan mantener a toda su plantilla sin ERTES ni medidas de extrema contención, los que están tirando de reservas, ante esos me quito el sombrero, les doy mi tiempo, mi espacio y todo mi reconocimiento. Y al resto también, porque siempre hay una posibilidad de crear, cuando menos, otra normalidad.
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Javier A. Salvador Cañadas
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