jueves. 28.03.2024

Ni nos escuchan ni nos creen

Juan Antonio Palacios Escobar

Ayer paseando por una de las céntricas arterias urbanas de la ciudad de Algeciras, uno de mis amigos que además es concejal del Ayuntamiento, me decía, -Juan, tenemos un gran problema, que se hace más grave en los políticos que estamos más cercanos a la gente, más a pie de calle-. A lo que yo le pregunté ¿Cuál era?

No es fácil, en tu época; delicadamente me estaba llamando viejo, Era distinto. Ahora , ni nos escuchan ni nos creen. Tienen una desconfianza hacia lo que dicen los políticos. He de confesar que me dejó seriamente preocupado, porque entendía dela dificultad de trabajar en el complicado ámbito municipal con el dedo acusador sobre quienes pretenden defenderle en sus aspiraciones y demandas.

 Tanto ha cambiado la sociedad desde la llegada de la democracia a nuestro País, y a esta pregunta tuve que responderme afirmativamente. Realmente había habido una gran transformación  y esos cambios habían influido en los partidos políticos, la política y quienes la ejercían.  

 Muchas personas con inquietudes políticas que se sienten atraídas por la militancia prefieren actuar en los movimientos sociales a lo que hemos de añadir que las redes sociales y la enorme dificultad de hacer frente a la economía globalizada.

Tal vez en estas razones estuvieran las claves del por qué a los políticos actuales ni les escuchaban ni les creían, porque no daban respuestas a los grandes retos que tenían los ciudadanos y ciudadanas, y que el poder de las palabras de cualquier político, no es que sonaran bien sino que fueran capaces de cumplirlas.

Estamos viviendo unos momentos preocupantes entre fake news y posverdades, en la que las noticias falsas se difunden más rápido que las ciertas, sobre todo aquellas que afectan a las emociones y estamos comprando todas las papeletas para entrar en una etapa posdemocrática,de carácter populista y autoritario, en la que ya tenemos algunos ejemplos al frente de los países más poderosos.

Nuestro principal capital es nuestra palabra y la credibilidad que inspiremos, la transparencia de nuestras actuaciones y la eficacia de nuestra gestión. Es muy importante el manejo y la gestión de las emociones individual y colectivamente, sabiendo diferenciar información,argumentos, noticias y el manejo de los sentimientos,

 Con demasiada frecuencia vemos como los falsos lideres intentan infundir miedo y crispación, disgusto y desconfianza, y se fabrican leyendas urbanas que no tienen ninguna racionalidad ni argumentos para sostenerlas, repletas de incongruencias, bulos y mentiras.

Entre desafíos y apasionamientos, intentamos equilibrar la ética pública y el liderazgo, mezclándolos con la moral y olvidando que no eres tú, por muy agradable y amable, que quieres aparecer, sino que son los demás los que han de considerarte como líder.

Hemos de tener la capacidad no solo para asistir y analizar lo que sucede, sino para hacerlo suceder, manifestando nuestro interés por aquella gente que dice cosas discutibles, que son capaces de aunar voluntades, sumar intereses, concretar objetivos y caminos y hacernos crecer.

Desgraciadamente nos hemos introducido y alimentamos la sociedad del espectáculo, caracterizada por el desdibujamiento ideológico y la ansiedad por el consumo. Ante estos problemas, se echan en falta los líderes, pero quizás de otro tipo y con otra identidad. Si no, ni lesescucharán, ni les creerán.

Ni nos escuchan ni nos creen
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