jueves. 28.03.2024

Níjar llegará a buen puerto

Esperanza Pérez, alcaldesa de Níjar

Hay políticos a los que les encanta la charlatanería callejera. Se montan historias increíbles sobre lo bien que estaban las cosas cuando ellos gobernaban y lo mal que se encuentran ahora que no están, como si el hecho de que uno ya no gobierne fuese un accidente doméstico y no el resultado de unas elecciones. Y cada uno es muy libre de gestionar sus dosis de ego como quiera, ya sea en vídeo o con viajes a Berlín, pero en Níjar estamos para otras cosas, como buscar soluciones generando modelos estratégicos que nos permitan situarnos en el lugar preciso que nos hemos ganado a pulso. Y, sinceramente, creo que navegamos hacia un buen puerto. En concreto hacia uno que puede cubrir esas necesidades más acuciantes que tenemos en estos momentos y que, en mi opinión particular, no son otras que dotar al sector agrícola de los servicios que posibiliten su crecimiento y retener en el municipio el talento de las nuevas generaciones que estamos formando. Para qué queremos crecer y afianzar posiciones si no es para atraer aquí a nuestros propios hijos.

Por ello creo que es muy importante que empecemos a entender qué nos depara el futuro inmediato en Níjar. Por ejemplo, en un muy breve espacio de tiempo empezaremos a oír hablar con especial insistencia del Puerto Seco de Níjar, una gran zona logística en la que entrarán trenes y camiones para dar salida a los contenedores que allí lleguen y en la que se agilizará enormemente el despacho aduanero, la redistribución de productos a  la vez que ofrecerá a las empresas un enorme abanico de servicios. A muchos de los que oigan hablar de esta infraestructura les sonará a otra de esas grandes películas de género político que luego aportan poco al pueblo, pero si le dedicamos unos pocos minutos seremos capaces de visualizar ese futuro que nos espera.

Para mi, como alcaldesa, el Puerto Seco no tiene tanta importancia como para otros por el nombre de las empresas que vendrán y trabajarán desde aquí. Para mi, lo importante, son esos más dos mil puestos de trabajo que generará, empleos que necesitarán a personal de media y alta cualificación y que permitirán hacer carrera dentro de grandes compañías sin necesidad de salir de Níjar.

Un Puerto Seco implica que desde aquí se repartirán las cartas de la baraja del comercio, el transporte y todos esos servicios auxiliares que tanto tienen que ver con nuestro principal motor económico, y es obvio que o generamos oferta alternativa a nuestros hijos, nuestros jóvenes, o mirarán hacia otro lado cuando busquen nuevos horizontes de futuro. Y sí, el cine es un recurso, pero otra película es que dé para todos.

Y vamos más allá. Un Puerto Seco con más de 2.000 empleados nos ayudará a ser atractivos, que inversores vean en nuestro suelo un buen lugar no sólo para construir viviendas residenciales junto a la playa, sino en los núcleos de población que están destinados a ser el dormitorio y vecindario de esa gente que viene a quedarse o que, sencillamente, ya no se irá porque entenderán que aquí tienen iguales o mejores oportunidades.

También es muy posible que sean los propios nijareños quienes a modo de cooperativas promuevan esos nuevos lugares de residencia sin necesidad de que venga nadie a ponerles el ladrillo barato, porque de cooperativas y emprendimiento sabemos un rato, y sí, en ese caso serán bienvenidos a esa casa consistorial que es la de todos ellos, es decir, su Ayuntamiento de Níjar.

Hay dos formas de hacer política en Níjar, una es la del llanto de quien no supo defender la confianza que le dio el pueblo, y la otra, mirar hacia delante no pensando únicamente en los periodos electorales, sino en sembrar para que haya cosecha.

En Níjar puedes hartarte a criticar, como en cualquier otro lugar, y tanto como si estuvieses en un campo de fútbol, pero quien es de aquí, quien ha sudado estos caminos desde pequeño y ha estudiado fuera porque no había otra, o echado los dientes en la tierra porque sencillamente le tocó, sabe perfectamente lo que había y lo que hay ahora. Un vecino de Níjar sabe, por encima de todo, que si trabajas al final tienes recompensa y aquí hay que venir llorado de casa. Por eso nos hartamos a trabajar y sabemos que habrá recompensa pero no para las aspiraciones políticas de unos pocos, sino para el futuro inmediato de este pueblo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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