jueves. 28.03.2024

Consenso, mandato ciudadano

Juan Fernández Cabezas, presidente de CSIF Almería

El Estado del Bienestar comenzó a ponerse en peligro desde el primer momento en que se empezó a estigmatizar a los empleados públicos. El latrocinio (crónico) nacional y la globalización de la crisis económica han propiciado la fragmentación social y la desigualdad. Visto lo visto, mayor influencia de lo primero que de lo segundo, mucho más cuando descubres que mientras los ciudadanos pasan penurias, algunos gobernantes siguen robando del bien común.

Las actuales tendencias impuestas al mercado laboral: desempleo, subempleo, inestabilidad, precariedad,  junto con el descenso y la pérdida de ingresos en la economía familiar, constituyen factores determinantes de empobrecimiento que estimulan la desigualdad y la exclusión social. La ciudadanía sufre las consecuencias de la ampliación del círculo de pobreza propiciado por el abuso, el despilfarro y el saqueo económico.

Con todo y esto, el repunte macroeconómico parece empezar a consolidarse en España. Una política fiscal y monetaria adecuada, basada y dirigida a la sociedad,  podría ser la herramienta para incrementar la producción y el empleo, si se sabe aprovechar esta circunstancia y no se empaña, incumpliendo el mandato ciudadano que las urnas dieron a la clase política el 20D. Este mandato ciudadano ha sido claro y contundente: llegar al consenso a través de altas dosis de diálogo con mentalidad colectiva. Es necesario trasladar el espíritu de la transición a los actuales tiempos. Despojarse del interés partidista de sillón y poder. Con este espíritu TODOS, deben desprenderse de su mochila de interés y aportar lo mejor de sí mismos al bien común. Cuando esto ocurra y se aseguren derechos sociales básicos como la Educación, Sanidad, Dependencia, Empleo y pensiones, recuperaremos la confianza en la política. 

Pero cuidado con las posturas fanáticas, intransigentes, inmovilistas y rígidas contrarias al consenso, porque nos acercarán a un punto de colisión muy peligroso. Ya está bien de enfrentar a la sociedad. Todo tiene un límite. Deben aflorar y alzar la voz los buenos políticos ¡que los hay! Los buenos empresarios ¡que los hay! Los buenos sindicalistas ¡que los hay! Estudiantes y pensionistas. La sociedad en general debe tomar posición serena pero firme contra las actitudes polarizadoras.

Por qué no aspirar a una sociedad del bienestar asegurada, andar el camino de la modernización, del desarrollo sostenible, aprender nuevas pautas culturales y de consumo. Por qué no interiorizar estrategias que van desde el uso de nuevas tecnologías al uso del espacio común. Por qué no una sociedad más justa, transparente y solidaria, donde seamos capaces de ver más allá de nuestra propia posición, donde la felicidad puede ser el objetivo individual como parte de la colectiva, pero no a su costa, donde el empleo, la vivienda, los servicios básicos y de prestación social, entre otros, queden definitivamente amparados bajo el entendimiento y el imperio de la ley.

Por ello urge la constitución de un Gobierno sin prejuicios y transparente,  que sea lo suficientemente plural como para impulsar de inmediato un gran Pacto de Estado donde la sociedad civil sea la verdadera  y única protagonista.

Consenso, mandato ciudadano
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