jueves. 25.04.2024

Elena Torres, teleprensa.com Almería

Ya ha pasado un buen fin de semana de reflexión, con Fiesta Nacional incluida, y aún seguimos sin saber qué tiene en mente el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, después de la salida de dos concejales de Vox, con cartera en el equipo de gobierno que comparte el PP con esta formación, para pasar al Grupo de No Adscritos. Las condiciones impuestas por los de Santiago Abascal, que entendieron escandaloso que cobraran sueldos en el ayuntamiento como si tuvieran dedicación exclusiva y a la vez pidieran compatibilidad para trabajos extramunicipales, ha motivado la marcha de estos dos señores que, de paso, han salido del partido soltando ‘pestes’ sobre la “demagogia, racismo y xenofobia” que hay en Vox y que no han detectado hasta ahora. 

Lo cierto es que Amat tiene en estos momentos un pacto de gobierno con Vox que sólo tiene un concejal y por tanto la suma ya no le da como cuando eran tres. El alcalde, por tanto, debería de explicar si sigue adelante con este acuerdo y se queda con 12 concejales frente a los 13 que ahora ostentarían los cuatro grupos que están en la oposición o si por el contrario, prefiere romper el acuerdo y arreglarse con los del Grupo de No Adscritos que, dicho sea de paso no parecen tener muchos escrúpulos siempre que no se les toque la cartera. 

Amat, como su compañero de Castellón, Carlos Fabra, parece tener siempre la suerte de cara. A aquél, le tocaba la lotería, al alcalde roquetero la ‘fortuna’ de enfrentarse a las legislaturas sin mayoría pero con el apoyo de concejales no adscritos, a los que ‘convencer’ fácil y que como los clínex, de usar y tirar, desaparecen en cuanto se produce una nueva convocatoria electoral. 

Y Amat, callado
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