viernes. 29.03.2024

Hace unos meses ni de lejos hubiera sospechado que nuestras vidas, las de todo el globo, se podrían ver truncadas por la presencia de una pandemia que iba a obligarnos a cambiar radicalmente nuestra forma de vida. Aquí no nos libramos ninguno, ya seamos negacionistas o hipocondriacos de una enfermedad que, dicho sea de paso, tiene un comportamiento difícil de entender, tan letal para unos tan inofensiva para otros. Lo cierto es que todos, por obligación o convencimiento, usamos mascarilla y vemos nuestra movilidad reducida de una manera drástica.

Si esto era difícil de sospechar, lo que nadie hubiera creído nunca es que ante una situación tan límite, la política, nuestros políticos no tendrían la capacidad mínima para confluir en un único asunto, pero vital, como es buscar la mejor manera de hacer frente a algo desconocido pero con unas consecuencias tan dramáticas tanto a nivel económico como social. Pero está sucediendo. Aquí nadie quiere apoyar las iniciativas de otro aunque no cuente con plan alternativo que ofrecer.

Hace unos días veíamos como la Comunidad de Madrid, desbordada por los casos de la segunda ola, se acercaba al Gobierno central para solicitar ‘colaboración’ si bien finalmente todo resultó un embrollo en el que da la sensación de que desde la capital de España ‘empujaron’ al Ejecutivo a tomar unas decisiones que en el fondo sabían que eran necesarias pero que no querían asumir desde el poder regional. Lo que viene a ser no querer gobernar o no, al menos, aquellos asuntos delicados que puedan tener un coste político.

Algo parecido a lo que, al parecer, desde la Junta de Andalucía se pretende hacer con el proyecto de hotel en Genoveses. Después de lanzar a los cuatros vientos la bonanza del proyecto y tras ver la reacción popular, el rechazo que ha levantado en gran parte de la sociedad, la buena de la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, almeriense para más señas, ha optado por pasar la pelota al Ayuntamiento de Níjar, en cuyo término municipal se pretende levantar la iniciativa, para ver si ‘le untan la cara’ a otro, debe ser, al proponerle que “alegue otra vez”. En fin, llegar al gobierno para retirarte en los momentos críticos. 

Tiempos de no gobernanza