viernes. 29.03.2024
Elena Torres, teleprensa.com

Declive comercial

"El alcalde, tal vez debería hacer una reflexión más profunda sobre el modelo que el PP está construyendo en esta ciudad antes de seguir lanzando iniciativas de resultados inciertos"

El alcalde de Almería, Ramón Fernández Pacheco, se ha propuesto reactivar el comercio en el centro de la ciudad. Iniciativa no le falta. Ha anunciado medidas fiscales, tributarias, un millón de euros, programas formativos y todo un batiburrillo variopinto de ‘actuaciones’: bonos descuentos, sorteos de entradas a museos por comprar y hasta ha plantado una caja de luces en plena Plaza del Educador con la que anima a la población a hacerse selfies… porque, al parecer entiende que, de la foto a la compra hay una línea tan estrecha que se confunde. 

Como también tiene altura de miras su voluntad no termina con estas ‘pequeñeces’ sino que a todo ello añade hitos “históricos”, así lo califica su equipo de gobierno, al crear “un corredor saludable” a lo largo de todo el Paseo de Almería que ha supuesto la supresión de un carril de circulación.

Lo cierto es que ‘tanto esfuerzo’ no parece que termine de dar sus frutos. Desde luego, el alcalde parte de una premisa falsa o cuando menos cuestionable y es que el Covid que, sin duda, habrá hecho mucho daño y llevará al cierre de muchos establecimientos, no es la razón del declive del comercio del centro así que poner en marcha medidas para volver a la situación anterior no nos llevaría sino a alargar la agonía que ya se venía padeciendo. No hay más que recordarle esos ‘grandes proyectos’ para el casco histórico y la Plaza Vieja, -ahora paralizada a la espera de que se pronuncien los tribunales ya que no cuentan con una gran aceptación-, que desde el propio gobierno municipal se presentan como dinamizadores de un centro del que son conscientes está más muerto que vivo.

Pero el alcalde, tal vez debería hacer una reflexión más profunda sobre el modelo que el PP está construyendo en esta ciudad antes de seguir lanzando iniciativas de resultados inciertos porque a la agonía del comercio de proximidad hay que sumar las ‘calabazas’ que le ha dado El Corte Inglés e Ikea y no extrañaría ver que los siguientes en pedir una tabla de salvación sean los dos centros comerciales separados por seis minutos de distancia en coche que tenemos levantados entre la Avenida del Mediterráneo y las faldas de Torrecárdenas.

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