jueves. 28.03.2024

Javier Salvador, teleprensa.es

“Andarax, Andarax, que no te mojarax”. Me lo decía mi madre, de muy pequeño, cuando le preguntaba por qué el río no llevaba agua y por qué se le llamaba así, río, si no había caudal alguno. Ella se reía y me contaba una fantástica historia sobre otros tiempos en los que Almería tenía un puerto en Pechina y el río era navegable. Yo siempre creía que ella había vivido esas aventuras de navegar por el Andarax, porque tal y como lo contaba casi podía verla surcando las aguas hasta Pechina. Pero no, ella me narraba lo que había estudiado, cosas que su profesora Celia Viñas les relataba. De pequeño, en aquellos años, el Andarax era una escombrera, casi no había nada de los invernaderos que luego poblaron la Vega de Acá, entre los que te perdías con las bicicletas en una arriesgada aventura que llamábamos excursión de sábado a la mañana.

Ahora todo ese terreno es un enorme parque y ayer, en la tertulia de Canal Almería, charlábamos sobre el asunto de moda, la crisis del Parque del Andarax. Entre recinto ferial y parque, son unas 100 hectáreas destinadas a uso público. Ese espacio que ahora nadie quiere, lo hemos visto crecer desde hace unos cuatro años, quizá más, y lo que sí puedo asegurar es que hace dos años era precioso. Ahora puede ser un secarral, un jardín de matojos y todo lo que queramos, pero como no nos chupamos el dedo habrá que contar la verdad.

Ya no se trata de si están los árboles que dice el proyecto o no, sino de otra cosa muy distinta. El equipo de Gobierno municipal quiere convertirlo en moneda de cambio por la ampliación de la depuradora, esa que deja tan malos olores en Nueva Almería y, de paso, en el propio parque porque es lo primero que encuentra a su paso. Claro que a nadie se le ocurrió plantar árboles alrededor de la planta de reciclado de aguas fecales, porque para qué queremos poner un filtro natural si es mejor fastidiar a los vecinos. Pero esa es otra historia.

Y volviendo al parque, sí es cierto que su estado es entre lamentable y vergonzoso. De quién es la culpa, pues no sé muy bien si de quien lo construyó, es decir la Junta, o de quien debía haberlo recepcionado con los brazos abiertos el mismo día que se terminó.

Lo que no entiendo es qué carajos pintaba el alcalde de la ciudad en la inauguración del parque, haciéndose fotos con el presidente Griñán, si tenía claro que no se iba a hacer cargo del que todos aclamaban como el pulmón verde de la capital. Tampoco entiendo cómo el presidente de la Junta no mató a alguien ese día, porque puede pasar que algunos matojos sean plantas autóctonas, pero que todo sea matorral, huele más que la vecina depuradora.

Tampoco entiendo cómo El Boticario, un espacio del que todos hablan maravillas, está gestionado por la Junta y el del Andarax no puede estarlo. Más miedo me da en estos momentos que caiga en manos del concejal Esteban Rodríguez, supuesto salvaguarda de los parques y jardines de la ciudad, que el hecho de que se quede como está, porque seguro que con semejante gestor de espacio públicos la cosa irá a peor.

Y sí, porqué no. Si el ayuntamiento no lo quiere, lo que sí está claro es que los almerienses sí anhelamos un espacio como ese, aunque no tenga un acceso en condiciones desde la carretera. Aunque los caminos alternativos de acceso, como el que hay hasta el parque desde la Clínica Mediterráneo o desde el campo de fútbol del Zapillo sean verdaderas veredas de cabras.

Sí, por qué no lo gestiona la Junta y nos demuestran lo que son capaces de hacer. Que lo mantengan ni más ni menos que El Boticario, e igual de aquí a unos meses, lo que hoy quiere convertir el alcalde en un arma arrojadiza, se transforma en la mayor losa que le pueda caer encima.

Año de elecciones municipales, que no lo olvide nadie.

Andarax que no te mojarás