sábado. 20.04.2024

La calle se empieza a dejar escuchar. Posiblemente no tanto porque se tenga muy en cuenta a la ciudadanía como porque no queda más remedio que parar y tapar tantas noticias como surjen día si y día también plagadas de corruptelas, asuntos turbios, tejemanes políticos y escandalazos, en definitiva, en toda regla que dejan a quienes tienen que tomar decisiones a los pies de los caballos sabedores de que con lo mal que lo está pasando el ciudadano de a pie todas estas informaciones son un bochorno que les va a pasar factura sino acaba devorando a más de uno.

Así, esta semana el PP cedía, supuestamente por las presiones de la calle, y accedía a debatir la iniciativa popular sobre desahucios. Algo que a priori resulta tan razonable ha costado recabar casi un millón y medio de firmas por parte de una plataforma ciudadana que se ha tenido que crear ante la alarmante situación en la que se encuentran tantas personas en este país y de la que, visto el recorrido de la crisis, nadie nos asegura estar exentos.

En Almería también hemos conocido, aunque no se quiera reconocer como una marcha atrás, que la Alcazaba gracias a su programa ‘Las Noches de la Alcazaba’ ampliará este verano un mes más su periodo de celebración, que tendrá lugar desde el 16 de junio al 15 de septiembre, y que de martes a sábado se abrirá de 18,30 a 22 horas. Curiosamente el argumento por el que se abre es el mismo por el que se iba a aplicar los nuevos horarios y que en principio suponían el cierre por las tardes en verano, 'una demanda ciudadana'. Lo que está claro es que si no iba a afectar en nada los nuevos horarios, no había que justificar ningún cambio.

Es difícil confiar en políticos que durante tanto tiempo han dado la espalda al ciudadano, algunos de los cuales incluso, han aprovechado y abusado de su cargo público para llenarse los bolsillos, pero ahora más que nunca hay que confiar y hacerse fuerte para dejarles claros a todos los que tienen alguna duda que la soberanía es del pueblo.

La crisis está pasando factura a todos y los políticos, como los bancos, no son una excepción y sobre todo, han dejado de ser intocables.

La calle se reivindica
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