jueves. 25.04.2024

La fórmula de la concentración-escrache está mal vista por el PP. De la misma manera que para un grupo nada desdeñable de ciudadanos, al menos más de un millón cuatrocientos mil, son injustas las políticas que en materia hipotecaria tiene este país. La tramitación parlamentaria de la futura ley de protección de los deudores por impago de hipoteca ha comenzado y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, respaldada por todas esas firmas que propugnan una iniciativa legislativa por la dación en pago retroactiva, el alquiler social y la moratoria de desahucios está dispuesta a hacerse oir.

Es verdad que se produce cierta violencia al perseguir a un político para llamar su atención pero no es menos cierto que resulta lamentable que haya que recurrir a fórmulas tan indeseables porque la sensación del ciudadano es que quienes nos administran están en otra partida que nada tiene que ver con la de defender sus intereses ¿Quién faltó al respeto antes a quién?

Algo falla en este sistema cuando quien gobierna cree tener carta blanca para hacerlo como le de la gana, -no hay más que recordar la última intervención de Mariano Rajoy ante los suyos a través de pantalla de plasma, en la que decía poco menos que el gran mal del PP era haber ganado por mayoría absoluta-, incluso sin cumplir programa, y encima se siente intimidado por la gente de la calle que le recrimina su forma de hacer. ¡Hay que tener valor!

En todo este tema, de cualquier manera, hay cierto victimismo y también un aprovechamiento considerable por parte de quienes no quieren que se les siga mirando por sus casos de corrupción. Bárcenas, para desdicha de muchos del PP, está teniendo demasiadas portadas y ninguna dejan bien al partido que gobierna.

Cualquier exceso en la calle está regulado por lo que no deberían abusar las delegaciones del Gobierno dando consejos políticos a los cuerpos de seguridad sobre como actuar en casos de escrache, que de sobra saben hacer su trabajo, no vaya a ser que se nos vaya la mano a todos y lejos de apaciguar ánimos entremos en una espiral de violencia de consecuencias inciertas.

Consejos políticos sobre escraches innecesarios
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