Reducir los residuos o mejor, lograr que éstos tengan una segunda vida es una de las finalidades del reciclaje. El Ayuntamiento de Níjar ha hecho una apuesta clara por esta economía circular desplegando a lo largo de todo el municipio contenedores de residuos, envases y cartones que ayuden a los vecinos en esta clara apuesta por el medio ambiente.
De la mano de Ecoembes, Níjar cuenta con 129 contenedores de envases con una capacidad de recogida de 387.000 litros. Fruto del trabajo conjunto entre ayuntamiento y empresa, en los últimos años se ha dado un impulso a la recogida selectiva que se refleja en el crecimiento año tras año de las toneladas de restos plásticos recogidos. Así, se ha pasado de algo más de 128 toneladas recogidas en 2018 a las 165 de 2020, es decir 37 toneladas más. Pero se quiere dar aún un mayor impulso a este esfuerzo ciudadano con una repercusión tan importante para el medio ambiente.
El contenedor amarillo es el encargado de recoger todos los envases. No sólo aquí se depositan los plásticos procedentes de botellas, champú, gel, detergente… sino también tapas y tapones de plástico, tarrinas de yogur o helado, bolsas de patatas, briks de leche o zumo así como latas de bebida o conservas. Estas últimas, incluso, al estar compuestas de aluminio se pueden reciclar un número ilimitado de veces, lo que nos lleva también a recordar que incluso el aluminio que pueda envolver un bocadillo debe ir a parar a este contenedor.
Sin embargo, y aunque estén compuestos de plástico, hay algunos elementos que no deben depositarse en estos contenedores como, por ejemplo, los juguetes, biberones y chupetes, utensilios de cocina o cubos de plástico que una vez dejen de tener vida útil deben ir al recipiente de restos.
Pero ¿por qué es importante seleccionar estos envases? Diversos estudios realizados por ESCI (School of International Studies), la Fundación Cidaut (Investigación y Desarrollo en Transporte y Energía) y la Cátedra UNESCO han demostrado que la energía necesaria para conseguir materia prima reciclada es menor que la utilizada para obtener materia prima virgen. Obtener las materias primas necesarias para fabricar algunos productos genera más sustancias contaminantes que si estas mismas fuesen recicladas, es decir, se genera menos CO2 a la atmósfera y se reduce la contaminación emitida.
De esta manera, reciclar conlleva ahorrar materias primas, energía, agua y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además supone una generación de empleo y tejido industrial.
