miércoles. 24.04.2024

Elena Torres, teleprensa.com Almería

Parece que a falta de juicio, se hacen necesarios “pactos éticos” para recordar al personal como se debe cubrir una información escabrosa, claro que esto al final parece que sólo compete a quienes suscriben tales acuerdos porque en la práctica, la gente sigue a su bola.

Después de la indigesta cobertura que especialmente la televisión nos ha servido sobre la desaparición, pero principalmente la muerte de la esquiadora olímpica Blanca Fernández Ochoa, -parece que no era suficiente con contarnos que tras días de búsqueda había aparecido su cuerpo sin vida pero también sin signos de violencia y se hacía necesario generar un velo de incertidumbre en torno a sus últimas horas de vida, que nadie conoce ni conocerá por mucho que se tire de autopsia-, ahora nos llega el juicio de Ana Julia Quezada, autora según ha confesado de la muerte del niño Gabriel en Níjar.  

A pesar de que ya en su día se produjeron demasiados abusos, en caliente y después de una Almería movilizada por la búsqueda de un menor, primero, y horrorizada, a continuación, por cómo y en manos de quien apareció el cuerpo, resultaba más entendible el despliegue de medios y crónicas en torno al asunto. Hoy, un año y medio después, resuelto el caso y a expensas únicamente de concretar ‘técnicamente’ lo sucedido para dictar sentencia conforme marca nuestro Código Penal, el asunto puede ser muy interesante para jueces, fiscales, abogados y demás juristas pero dudo mucho que lo sea para el resto de la población. Salvo que mañana se declare inocente la detenida o se produzca alguna intervención insólita resulta bastante poco enriquecedor regodearnos en el asunto, más allá de conocer finalmente como se cataloga lo ocurrido y con qué pena se castiga.

No obstante, y pese a las llamadas al ‘orden’, mal comenzamos cuando se empieza a informar de un asunto que ha despertado “gran expectación” y se obvia que ésta en realidad se concentra en los medios de comunicación porque los ciudadanos, menos mal, están ajenos a lo que sucede en la Audiencia Provincial de Almería a pesar de que llevamos en la prensa más de una semana dando la matraca con el asunto y éste, guste o no, ni siquiera es lo más leído por las audiencias. Tampoco parece razonable que algún comentarista haga alusión al desfile de almerienses llorosos que hoy se han dado cita en la "ballena", aquella que en algún momento se utilizó de santuario del pequeño, y al fondo no se vea un alma. En fin, habrá que seguir apelando a la cordura.

Un poco de cordura
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