sábado. 20.04.2024

La política del sillón

"Estos tumbos de los naranjas parecen que forman parte de su propia esencia, de su ADN. Aquí en Almería asistimos, ya no puedo decir ni con sorpresa, al penúltimo quiebro de Ciudadanos. Huércal Overa es el municipio"
Elena Torres
Elena Torres

Ciudadanos se hace el harakiri el solito. Ya es muy difícil creer que todo lo que le sucede es por algún tipo de error de cálculo, ingenuidad o desliz por el poco tiempo que llevan en esto de la política. Cuando arrancaron en Almería hace dos legislaturas, ya dije que no son de fiar, -recuerdo que, después de sellar un pacto con el PSOE para gobernar en la ciudad, publicitado a los cuatro vientos, dieron su apoyo, a falta de horas para arrancar nuevo mandato, al PP, sin que ello conllevara dimisión ni ‘mea culpa’ alguno-, hoy me reafirmo más que nunca.

Los bandazos de esta formación hacen muy difícil comprender que estrategia siguen y me temo mucho que el ciudadano de a pie, el que tiene que depositar su voto en las urnas, no entienda muy bien a quien o que está dando su respaldo. Tenemos los acontecimientos de Murcia, anuncios de mociones de censura que luego no prosperan porque por el camino se caen los propios miembros de la formación para poder seguir respaldando al PP. Tenemos Madrid, una convocatoria electoral que nace por desconfianza de los populares a que Cs no mantenga su palabra y se caiga del gobierno para apoyar una moción de censura promovida por la izquierda. Totalmente descolocados y al parecer muy poco ‘dolidos’ por esta ruptura, la formación naranja se ve ‘obligada’ a cambiar de candidato que ahora, en campaña, ya divulga a los cuatro vientos que su ‘posición natural’ es aupar un gobierno del PP (consciente todo el mundo de que las mayorías absolutas son de otra época). Todo esto puede parecer estrategias de la dirección nacional ajenas a lo que sucede en un ámbito más local, pero de nuevo la realidad lo contradice.

Estos tumbos de los naranjas parecen que forman parte de su propia esencia, de su ADN. Aquí en Almería asistimos, ya no puedo decir ni con sorpresa, al penúltimo quiebro de Ciudadanos. Huércal Overa es el municipio. Después de iniciar una legislatura PSOE-Cs, uno de los dos concejales del partido naranja decide abandonar el gobierno para apoyar una moción del censura del PP. Esta, que no está avalada por la dirección, lleva a la expulsión del concejal que, pasado un tiempo, parece arrepentirse de sus compañeros de viaje con lo que acaba saliendo también del gobierno. Pero el PP, siempre más listo, que quiere garantizarse la estabilidad en el gobierno, ya ha tentado de nuevo a la formación para que, ahora sí, la única concejal de Cs que ya fuera vicealcaldesa con el PSOE, forme parte del equipo de gobierno popular. Y oye, la dirección se lo está estudiando.

La verdad es que se echa de menos a Julio Anguita cuando apelaba constantemente al “programa, programa” a la hora de sellar un pacto entre dos formaciones. La política que hacen hoy los partidos, y tristemente los que nacieron para acabar con algunos vicios, es la de “sillones, sillones”.

La política del sillón
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