Elena Torres, teleprensa.com Almería
Nunca se ha visto una Cámara tan variopinta, por el gran número de siglas que cobija, más predispuesta a dar su apoyo a una coalición de izquierdas y pese a ello, que algo debiera de pesar, ha sido imposible sacar la investidura de Pedro Sánchez adelante.
Lo que se ha visto de cara al público, especular no lleva a nada, es que dos partidos han dedicado apenas 48 horas a llegar a un pacto que más que programático iba de carteras ministeriales. Por eso también se pasará a la historia porque hasta ahora, aunque en toda negociación siempre lleve consigo reparto de cargos no es esto lo primero que se conoce sino el contenido que une a dos fuerzas para que la alianza salga adelante.
La precipitación con la que Pablo Iglesias vive la vida política, antes era el verbo lo que desfiguraba su discurso y ahora que ha conseguido cierta calma en el habla es su adelanto de acontecimientos lo que termina provocando que éstos no se produzcan nunca, está paralizando desde hace ya varios años la posibilidad de un gobierno estable de izquierdas.
Se ha viciado todo tanto que a estas alturas creo más probable que el PSOE se decante por ir a nuevas elecciones antes de exponer una vez más a su líder a otra investidura tumultuosa que pueda ser fallida, una vez más. El riesgo es demasiado grande pero aún lo es más la posibilidad de que prosperen cuatro años de legislatura con un gobierno socialista y Unidas Podemos. Demasiadas incertidumbres para iniciar un camino.
El Congreso nos ha enseñado algo estos días y es que la política ha cambiado y mucho. Esto ya no va de programas sino de químicas y parece que las aleaciones por la izquierda son imposibles. Si la sensatez no lo remedia, tendremos un gobierno de derechas más pronto que tarde. La izquierda se queda desatendida en este país y es más que probable que dé la espalda a los líderes de esos partidos que se suponen la representan si siguen los mismos.
