jueves. 25.04.2024

MADRID, 14 (EUROPA PRESS)

Greenpeace y la Fundación Renovables han alertado de que el proyecto de hidrógeno H2Med es "una trampa para la transición energética" que responde más a los intereses del sector del gas que a los intereses de la sociedad.

Las organizaciones sostienen esta afirmación en su informe 'Desmontando el hidrógeno: H2Med, coartada para una falsa transición energética', que ha sido presentado este martes en rueda de prensa en Madrid, donde han reconocido el papel "importante" del hidrógeno verde en el sector industrial y el transporte marítimo y aéreo, pero consideran que sería "más eficiente" si se genera cerca de los puntos de consumo y si lo que se transporta es electricidad.

Además, en su análisis consideran que la futura infraestructura es una "trampa" que amenaza el modelo de transición energética, porque desvía los recursos y las prioridades de un desarrollo de las energías renovables de alta eficiencia y respetuoso con la biodiversidad y las personas.

A juicio de las dos organizaciones, el Gobierno capitaneado por Enagás y el sector gasista tradicional han apostado por este "sueño" megalómano muy ajeno a la realidad del desarrollo de las renovables y de la demanda real del hidrógeno actual y futura.

En concreto, indican que el 95 por ciento de la producción mundial actual de hidrógeno se realiza a través de combustibles fósiles, como el gas natural y en España se consumen unas 500.000 toneladas de hidrógeno al año de los cuales, el 99% se produce a base de gas natural sin captura de CO2.

Además, advierten de que la propuesta actual del hidrógeno está "sobrevalorada" y supone mantener el estatus del modelo actual y de una política energética concesional con los grandes grupos energéticos, cuyo objetivo es la captación de fondos Next Generation EU.

El presidente de la Fundación Renovables, Fernando Ferrando, ha criticado al Gobierno por estar "apostando desacertadamente" por convertir España en un 'hub' de hidrógeno en el que realizar una apuesta por la sobreproducción de electricidad renovable con el fin de producir y exportar hidrógeno.

"Algo ilógico porque siempre es mejor transportar electricidad que hidrógeno", ha señalado Ferrando que califica el H2Med de "totalmente inoportuno" y de supone una apuesta por el desarrollo de la infraestructura sin que exista una estimación real de su demanda.

En concreto, apuntan en el informe que el presupuesto aproximado del H2Med asciende a unos 2.500 millones de euros a los que habrá que añadir otros 4.670 para adaptar y crear infraestructuras en España, es decir que su presupuesto pasará de los 7.000 millones de euros.

Al mismo tiempo, para su utilización será necesario instalar más de 40.000 mw adicionales de centrales renovables de gran tamaño, lo que duplica lo previsto por el PNIEC.

"No podemos convertir una apuesta política en un activo varado, práctica desgraciadamente muy habitual en el modelo concesional español de realización de infraestructuras, como ha ocurrido con las regasificadoras, las autopistas radiales o el sistema de almacenamiento Castor", ha añadido el responsable del área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace, José Luis García.

Las dos entidades defienden que el hidrógeno ha de tener un papel en la descarbonización de la economía y en el modelo energético del futuro pero "siempre circunscrito a cubrir las necesidades a las que la electricidad no pueda llegar: transporte pesado por carretera, naval o aéreo y como input industrial".

En el informe argumentan que el hidrógeno no debe ser un sustituto del gas ya que su uso no es viable fuera de instalaciones industriales porque su origen es la electricidad, por sus características físicas y por seguridad.

"Tenemos que olvidar la idea de que, en el futuro, nos llegará un combustible limpio como el hidrógeno por donde actualmente nos llega el gas natural. Nuestras viviendas, nuestros coches, nuestro día a día no serán a base de hidrógeno. Es algo que no va a tener ningún impacto en la vida diaria de la gente, solo de algunas empresas", ha declarado Ferrando.

Por tanto, insiste en que el hidrógeno no es la energía del futuro para la sociedad en su conjunto, tan solo para una parte de la industria sino que esta apuesta debería estar basada exclusivamente en su producción mediante hidrólisis del agua con electricidad de origen 100% renovable y centrada, inicialmente, en la sustitución de la actual demanda de hidrógeno de origen fósil por hidrógeno de origen renovable.

Greenpeace y Fundación Renovables aseguran que no se puede incrementar la oferta y las infraestructuras de transporte de hidrógeno sin que exista una demanda que, a día de hoy, se produce en refinerías y cuyo futuro es incierto al apostar por la descarbonización y la erradicación de los combustibles fósiles.

En ese sentido, subrayan que "siempre es mejor y mucho más eficiente" transportar electricidad que hidrógeno cuya producción debe estar lo más cerca posible del lugar de consumo o uso y no de las centrales de generación eléctrica.

Por otro lado, critican que la Unión Europea identifique el hidrógeno como un vector energético "indispensable" para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París y para ello intente relajar las exigencias para que se admita su origen "no renovable e insostenible bajo la presión del lobby de países liderados por Francia para favorecer al sector nuclear".

Para García esto de asignar colores para diferenciar el origen es una práctica de 'greenwashing' que encierra un claro intento de validar la utilización de energías no renovables y no la prohibición de su uso.

Greenpeace y Fundación Renovables denuncian que el proyecto H2Med es una "trampa" que...
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