sábado. 20.04.2024

JAÉN, 27 (EUROPA PRESS)

Un total de 1.331 menores ha pasado por el Centro de Internamiento de Menores Infractores (CIMI) de Las Lagunillas, en Jaén, desde que se puso en funcionamiento hace 20 años. De ellos, en torno al 75 por ciento ha logrado la reinserción social.

"Siempre trabajamos por que sea un porcentaje aún mayor. Son chicos que necesitan que se les entiendan, que entiendan qué circunstancias los han llevado a esta situación. Con unas herramientas adecuadas, con recursos, posibilidad de acceder a un sistema educativo y laboral adecuado tienen muchísimas posibilidades de salir adelante y aportar a la sociedad todo lo que tienen, que es mucho", ha afirmado a Europa Press su directora, Ana Belén Rivero.

Lo dice desde el conocimiento que dan 17 años en este centro --que gestiona desde su apertura el 1 de marzo de 2001 la Fundación Diagrama--, 13 de ellos en la dirección. Cuenta con 44 plazas, aunque tiene capacidad para más de 50, y en la actualidad son 29 los chicos que cumplen medidas en él.

Un número más bajo de lo habitual, ya que "la pandemia se ha notado". Así, en marzo de 2019 eran 46, pero al iniciarse el confinamiento se produjo sustituciones de medidas. Después, "la propia Fiscalía decretó la posibilidad de cambiar la medida y restarle tiempo" a los que hubieran tenido un buen comportamiento y no habían podido disfrutar permisos y visitas. A la vez, entre marzo y agosto apenas hubo dos ingresos y es ahora cuando se está recuperando cierta normalidad.

Con respecto al perfil de los infractores, ha aludido a una evolución en estas dos décadas, de manera que al principio "había muchos más de entornos desfavorecidos", incluso de "familias que tenían historia delictiva previa", y con "delitos más graves". En la actualidad, "cada vez se ven más de familias que se pueden entender como normalizadas".

Además, son "más jóvenes" --la media de edad en el centro es de unos 17 años, aunque en la comisión de delito se sitúa en torno a los 15-- "porque la ley cada vez tiene más efectividad" y hay "un mayor acierto a la hora de determinar qué medida se ajusta a cada menor". "La jueza de menores lo dice mucho y me gusta: esto es un traje a medida. Por eso, cuando se decide una medida para un menor, aparte del delito, también se estudia qué es lo más le conviene a él y a su entorno. Y ese traje está cada vez mejor hecho", ha comentado.

Con respecto a los delitos por los que entran en Las Lagunillas, sobresalen los relacionados con robo y daño al patrimonio, aunque también ha habido cambios con el paso del tiempo y "se va viendo aumentar el de quebrantamiento de medida y el de violencia filioparental". Con delitos graves hay "un número muy reducido de menores", lo que explica que la media de estancia se sitúa entre nueve meses y un año.

Otros aspectos presentes en la mayoría de los internos del centro jiennense son el consumo de tóxicos, en prácticamente todos los casos, y el abandono de los estudios, de modo que "en torno a un 90 por ciento llega tras un periodo largo de absentismo escolar.

HOGARES

El centro se divide en los denominados hogares, grupos reducidos de convivencia, por los que se pasa de forma progresiva: "Entran en un hogar y, conforme se cumplen objetivos, avanzan a hogares superiores. Cuanto más alto sea el hogar, más responsabilidades y más privilegios hay", ha precisado.

En esta atención, interviene un equipo multidisciplinar, formado por psicólogos, trabajadores sociales y docentes que, junto al personal de servicios y seguridad, suman casi un centenar de profesionales. En los primeros días, "es muy importante la labor del educador, que empieza a generar con ellos el vínculo como figura de autoridad, pero también de apego y apoyo".

Después, pasan a la comisión socioeducativa, un órgano de funcionamiento interno formado por el equipo directivo, educativo y técnico. Cada uno, realiza una evolución inicial tanto en el centro como fuera, contactando con centros educativos, servicios sociales, juzgado, entre otros. "Con toda esa información, se fijan los objetivos que se plantean con el menor y su familia. Se diseña ese traje, que se llama programa individualizado de ejecución de medida o modelo de intervención, si es todavía cautelar", ha detallado.

En este punto, la directora ha considerado "fundamental" la coordinación con agentes externos como los citados y el trabajo con el entorno del interno. De hecho, este supone "el principal hándicap". Al respecto, ha aludido a chicos que "evolucionan de forma muy favorable" mientras cumplen la medida, en los que "se detecta que tienen herramientas y un proyecto de futuro muy válido", que luego puede no llegar a mantenerse "si el entorno no es favorable".

Especial mención ha hecho a quienes carecen de esa red familiar, como pueden ser los que residen en centros de protección de menores, de los que salen al cumplir los 18 años. Y dentro de ellos, se ha referido a los jóvenes inmigrantes, que tienen que hacer frente, además, a obstáculos burocráticos para la obtención de documentación que facilite la resinserción, por ejemplo, para acceder a un trabajo. "Son los que tienen más dificultades", ha lamentado.

En la atención que se presta en Las Lagunillas, Rivero también ha resaltado las numerosas iniciativas relacionadas con el medio ambiente, la naturaleza o el deporte, por cuanto fomentan valores y hábitos saludables, "incompatibles con otro tipo de comportamientos o rutinas que han contribuido a la llegada al centro".

En este sentido, ha hecho hincapié en la necesidad de trabajar con entidades externas, "para que los menores conozcan los recursos y opciones que tienen a su disposición una vez estén fuera". Igualmente y aunque en la actualidad no es posible por la covid-19, se ha referido a la apuesta por abrir el propio centro a la sociedad, para trasladar la labor que se lleva a cabo en él.

"Es fácil poner etiquetas. Al final, son chicos que necesitan apoyo, recursos. Cualquiera de nosotros, si hubiéramos pasado por determinadas circunstancias, a lo mejor estaríamos en el mismo sitio. Y estamos tan tiempo... El éxito que obtengamos con el trabajo desde Justicia Juvenil es un éxito para toda la sociedad", ha asegurado.

REFERENTE

Algo en lo que coincide la delegada de Regeneración, Justicia y Administración Local en Jaén, Marián Adán, quien ha recalcado "el compromiso de la Consejería con la Justicia Juvenil". Al hilo, ha recordado la diversidad de recursos de los que se dispone para atender a menores de la mejor posible con el objetivo fundamental de la reinserción.

En el caso del centro de menores infractores, ha valorado especialmente el trabajo que se lleva a cabo en dos ámbitos: el del propio menor, con el objetivo de que cuando salga "tenga un futuro y un comportamiento social normalizado", y en su entorno. "Creo que el CIMI de Las Lagunillas es un referente", ha destacado Adán, quien ha puesto de relieve el compromiso y la implicación del equipo de la Fundación Diagrama que lo gestiona.

Junto a ello, se ha referido a las actuaciones que se han venido realizando para mejorar y modernizar unas instalaciones con dos décadas. Se ha detenido en la que actualmente se ejecuta para dotarlo de un sistema de saneamiento de aguas residuales a la red de alcantarillado, así como mejora de la canalización de aguas pluviales. Estas obras, "absolutamente necesarias", cuentan con una inversión de 78.000 euros.

También la directora ha valorado esta obra como una de las más importantes ejecutadas en un centro que está "en buenas condiciones" gracias al "continuo mantenimiento". Eso sí, tiene claro qué actuación de calado impulsaría después: la construcción de un aulario, ya que las clases actuales se adaptaron en una zona administrativa y son pequeñas.

Más de 1.300 menores infractores pasa por el centro de Las Lagunillas en sus 20 años,...
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