viernes. 19.04.2024

Los residuos vegetales generados por los invernaderos piden convertirse en biomasa de uso industrial

ALMERÍA.- La explotación geotérmica en Almería proporcionará al mismo tiempo que se construyen los primeros puntos de suministro energético para la climatización de invernaderos, una solución práctica y limpia que dará valor a uno de los principales problemas del campo almeriense, como es la gestión de los residuos hortícolas. Uno de los proyectos paralelos, quizás el más importante para la zona cero del modelo Cardial (campo de Níjar), es la construcción de una planta de secado y cribado de los residuos agrícolas generados en los invernaderos para convertirlo en una especie de astillas, biomasa de uso industrial.

El proyecto será presentado junto con la construcción de la primera planta geotérmica destinada a la climatización de invernaderos y es promovido por los socios industriales que aportan la tecnología de secado y cribado. La demanda que existe de este producto en España y Centroeuropea ha despertado el interés de inversores de Holanda,  Alemania y Dinamarca. Pese a que la planta inicial geotérmica aún no está en construcción, ya han sido rubricados los acuerdos por los que se aportará la tecnología necesaria para la valorización de los residuos del campo de Níjar y su conversión en producto energético. El proceso se convierte en rentable debido al bajo coste de la energía inicial, la geotérmica, ya que es continua e inagotable al devolverse el agua caliente al acuífero una vez extraído el calor para que vuelva a tomar la temperatura óptima de forma natural.

Utilizando este proceso se obtiene un combustible para producir calefacción, agua caliente en el sector doméstico o calor para procesos industriales, que será el destino inicial de la biomasa producida para exportación desde Almería hasta alcanzar el punto de equilibrio de la inversión. 

El sistema no es nuevo en sí y de hecho empresas participadas por los fundadores de Cardial ya operan en la industria de la biomasa en Andalucía. Hasta ahora en este sector los principales biocombustibles sólidos proceden de los orujillos (de aceite y de uva), los huesos de aceituna, las cáscaras de frutos secos (tanto agrícolas, almendra; como forestales, piñón) y por supuesto los residuos de montes e industrias forestales (desde cortezas hasta astillas, pasando por costeros y serrines). Su traslación al  residuo agrícola almeriense es una mera consecuencia del abaratamiento del coste energético con la implementación de la geotermia y la localización de estas plantas en las mismas zonas de cultivo, lo que evita sobrecostes logísticos. 

Si la energía geotérmica ya es de por sí un valor en alza por ser natural y no generar emisiones, la combustión de biomasa tampoco contribuye al aumento del efecto invernadero porque el carbono que se libera forma parte de la atmósfera actual (es el que absorben y liberan continuamente las plantas durante su crecimiento) y no del subsuelo, capturado en épocas remotas, precisamente como el gas, el petróleo o el carbón.  

La energía que contiene la biomasa es energía solar almacenada a través de la fotosíntesis, proceso por el cual algunos organismos vivos, como las plantas, la utilizan para convertir los compuestos inorgánicos que asimilan (como el CO2) en compuestos orgánicos. 

Secar, granular, compactar, enfriar, tamizar y empaquetar para su exportación convertirán una parte del problema de los residuos hortícolas de la huerta de Europa en el producto final de una industria en alza. Según datos del propio Ministerio de Industria, “las previsiones establecidas por el Panel lntergubernamental sobre Cambio Climático establecen que antes de 2100 la cuota de participación de la biomasa en la producción mundial de energía debería estar entre el 25 y el 46%”. Como dato orientativo cabe señalar que dos kilos de biomasa producen la misma cantidad de calor que un litro de gasoil.

La explotación geotérmica del campo de Níjar permitirá transformar los residuos...
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad