jueves. 28.03.2024

Almería está condenada al turismo de segunda división. Nos guste o no es una realidad y muchos me vais a criticar enormemente por estas líneas, pero podemos seguir las pautas de aquel cuento de Andersen, “El traje nuevo del emperador”, lo que dicho sea de paso es muy almeriense, o afrontar la realidad, comparar, estudiar y averiguar por qué nuestros vecinos más inmediatos de la costa, pongamos Málaga y Murcia, porque en Granada tienen la Alhambra y Sierra Nevada y eso es otra división, triunfan en ese sector al que lo queramos o no estamos condenados a servir. Y servirnos de él.

Y hablo de turismo.

No podemos competir con Málaga, hoy, por una sencilla razón que se llama golf. El principal motor de reclamo turístico que genera riqueza suficiente como para poder tener otras cosas, del tipo a importantes museos, teatros de verdad y esas cosas que sirven de reclamo para la gente más interesante turísticamente hablando. Vamos, los que vienen a ser rentables. Málaga cuenta con 53 campos de golf. Almería tiene 7.

Muchos relacionan golf con grandes promociones inmobiliarias, élite y otras muchas cosas que pueden ser ciertas o no,- yo juego al golf y vivo al día-, pero también tendremos que decidir si queremos el tipo turístico de Málaga o el de Magaluz, en Baleares. Por cierto, en las islas hay 28 campos de golf, 26 de ellos en los 3.640 kilómetros cuadrados de Mallorca. En Almería, repito, 7 complejos en 8.774 kilómetros cuadrados.

Pero nuestra principal amenaza en estos momentos es Murcia. Ya tienen el Ave llegando a su ciudad, aeropuerto nuevo y hasta un parque temático que hará estragos si son capaces de no meter mucha mano política. Pues en sus poco mas de 11.000 kilómetros cuadrados hay, por ahora y en funcionamiento, 22 campos de golf en un radio de 35 kilómetros. Una locura.

Podemos hablar de agua, de elitismo, de todo lo que queramos, pero yo hablo de turismo, de explotar lo único que nos hace diferentes al resto, que es el clima. Nuestra maldita falta de lluvia y lo difícil que es llegar aún hasta esta provincia pueden ser nuestros aliados en esta cruzada que tenemos que librar.

Lo que no compro es el mensaje de que con tapas y simpatía tenemos suficiente para atraer el volumen de turismo que necesitamos, porque sobre el papel queda bonito, y soltado en un mitin político suena hasta emocionante y motivador, pero la realidad en números es otra.

Necesitamos una inversión descomunal en campos de golf. Y ojo, los fondos de inversión están dispuestos a realizarlas, pero obviamente no como meras canchas de entrenamiento, sino que es necesario darles cierta libertad para generar urbanizaciones y servicios a su alrededor. Está claro que todo ello debe programarse con lógica, respetando espacios naturales y aquello que queramos proteger, pero la Unión Europea ha decidido que seamos el destino turístico del continente. 

No vamos a ser ni el referente industrial, ni el pesquero ni tan siquiera el agrícola. Nos ha tocado la papeleta del turismo y podemos luchar o aceptarlo, pero lo que no podemos hacer es dar la espalda a una realidad palpable y para la que Almería tiene todas las posibilidades, pero ninguna papeleta comprada en la rifa de las oportunidades.

No digo que el golf, el turismo que genera o la segunda residencia que atrae sea la única solución, pero si la principal y si no lo queremos ver podemos hacer algo tan sencillo como mirar a nuestro alrededor. Málaga 53 campos, Murcia 22, Mallorca 28 y Almería 7.

También podemos creernos que por lo chulos, guapos y majos que somos nos van a llover los billetes, porque así nos lo van diciendo por la calle. Pero el emperador del cuento de Andersen salió desnudo de su palacio creyendo que vestía las mejores ropas jamás confeccionadas hasta que alguien le dijo ¡Que vas en pelotas idiota! O algo por el estilo, que no me acuerdo muy bien pero seguro que serie menos soez que mi recuerdo.

Turismo de segunda para Almería