jueves. 25.04.2024
Javier Salvador, teleprensa.com

Pongamos a Marruecos en su sitio

"todo el mimo que se le da a Marruecos como muro de contención del peligro islamista, sencillamente no ha funcionado. Tampoco se ha sido muy efectivo que digamos en el freno a las mafias del narcotráfico
Javier Salvador, teleprensa.com
Javier Salvador, teleprensa.com

No soy de los de mandar a La Legión ni volver a invadir la isla de Perejil, pero tampoco me gusta sentirme rehén de Marruecos, más aún cuando nuestra mayor vergüenza, sin duda alguna, es que hemos dejado olvidados a los españoles del Sáhara que fueron expulsados de sus casas. Porque Marruecos hizo algo así como eso que Israel hace, pero con menos ruido.

Durante décadas hemos alimentado el ego de un país que tiene enormes complejos históricamente focalizados sobre la península ibérica, pero hay límites que no se pueden sobrepasar y esos son, precisamente, los fronterizos. Particularmente prefiero que sea este Gobierno el que afronte esta situación, porque cualquier otro que en estos momentos optase por abrirse la camisa para demostrar lo español que es, nos metería en un berenjenal de importantes proporciones. Y dicho eso, toca poner a Marruecos en su lugar.

Y la primera medida es el cierre de fronteras. Ni se entra ni se sale, ni personas ni mercancías, porque la violación de los acuerdos internacionales da margen suficiente para poder establecer una serie de contramedidas que están ahí para usarse. Y más aún cuando lo que nos meten en nuestro territorio son miles de personas sin vacunar de Covid, y por tanto generando un problema de proporciones insospechadas cuando estamos a punto de salir de una pandemia que ya nos ha costado muchísimo dinero.

De Marruecos no nos llegan precisamente licenciados ni investigadores, que es lo que nosotros exportamos a los países del norte de Europa, por tanto la única justificación para estos procesos es la humanitaria, y todos los países han demostrado en este campo que primero ellos y, con lo que sobre, se atiende al resto. Pues ahora nos toca un poco de ello a nosotros.

Marruecos ha ganado cientos de miles de millones de fondos europeos para infraestructuras y todo tipo de políticas de acercamiento, pero a diferencia del plan Marshall de EE.UU. que configuró la Europa que hoy somos, nosotros no le hemos obligado a establecer una democracia plena. Más bien lo contrario, porque el resultado ha sido convertir a su monarca en una de las personas más acaudaladas de su continente y también del nuestro.

Por tanto, la solución inmediata es mostrar los dientes, pero la inmediatamente posterior es la de trabajar seriamente en pro de ese cambio político que debe convertir a ese vecino en un aliado y no en un peligro constante, con un ejército absolutamente modernizado y unas enormes ganas de llamar la atención de todos sus vecinos del sur para que vean en ellos el liderazgo del que carece el continente.

La situación se va a complicar, y a más tocada de huevos de Marruecos mayor debe ser el apoyo que mostremos a los refugiados del Sáhara español que aún viven en campos y a los que no aliviamos el sufrimiento por mucho que traigamos a sus niños a pasar el verano a España. Y eso que por lo menos algo se hace con ello.

Pero hay otra parte importante en este juego. Por un lado, todo el mimo que se le da a Marruecos como muro de contención del peligro islamista, sencillamente no ha funcionado. Tampoco se ha sido muy efectivo que digamos en el freno a las mafias del narcotráfico que, precisamente, son el principal sustento de esos grupos terroristas y, por si fuera poco, tenemos miles de expedientes de inmigración de sus nacionales sin resolver, cuando por los acuerdos internacionales vigentes deben recibirlos sin derecho a abrir la boca.

Pues manos a la obra y que este susto no sea algo que se olvide en una o dos semanas, porque una crisis que no dure unos cuantos meses, frenándoles de raíz sectores como el agrícola, turístico u otros, que dependen de su paso por España, será siempre una crisis sin resolver de verdad. Yo pondría mañana mismo en periodo de pruebas el pago de peajes por el uso de autovías españolas, así esos tres millones de marroquíes que cada año atraviesan España en la operación Paso del Estrecho, llegarían lo suficientemente cabreados como para hacer llegar un mensaje claro y conciso a sus conciudadanos. Y claro, a la vuelta, nadie pasa la frontera sin una PCR negativa. Para que juguemos un poco todos al mismo juego.

Pongamos a Marruecos en su sitio
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