jueves. 28.03.2024

Hay una España huérfana políticamente, esa que busca aliarse con algún partido que represente realmente un liberalismo moderno, progresista, protector de un estado del bienestar lógico y una igualdad social reforzada que evite la polarización política que ahora nos devora. Dicho de otra forma, la sociedad no quiere centros, sino centro izquierdas o centro derechas, porque los extremos que vemos en estos momentos tienen muy poco recorrido por muy espectaculares que sean sus resultados en un momento puntual. Y si lo dudan, recuerden el caso de Ciudadanos e incluso Podemos, que en paz descansen ambos.

Fíjense que puede ser Andalucía el lugar donde experimentar no ya ese cambio, sino la adaptación del PSOE a la sociedad que ellos mismos han generado. Y me explico. Un partido que por definición se considera obrero, pierde su propio punto de apoyo cuando ese obrero pasa a ser una clase media que, además, cuenta con un cinturón de protección social solvente. Que es como decir que un partido obrero español no responde a las necesidades de una sociedad trabajadora aburguesada, sobre todo si la primera que se aburguesa y en exceso es la propia clase política.

De ahí viene lo que quiero diseccionar o más bien lo que me gustaría comprender y a lo que no encuentro explicación. Si el PSOE comparte escenario ideológico internacional en la Alianza Progresista con el Partido Demócrata de EE.UU., que es algo así como la asociación internacional de partidos laboristas, socialistas y socialdemócratas, por qué no tienden a asemejarse un poquito más a sus colegas de éxito.

Hay una cosa clara. El obrero tradicional, el de izquierdas de verdad, no ve en el PSOE el partido que le representa. Antes se va a un Podemos, Anticapitalistas o incluso a Más Madrid o sus inminentes marcas o alianzas para cubrir todo el Estado, pero que están a caballo entre la izquierda pura y el socialismo de la nostálgica internacional.

¿Dónde encuentra su lugar el centro izquierda? Supuestamente está en el PSOE, pero a este partido le cuesta reconocer esa centralidad, cuando candidatos como Pedro Sánchez y antes que él Zapatero o Rubalcaba, son o han sido perfectos para el perfil. En el caso de Andalucía y su incipiente renovación Juan Espadas tiene esa imagen de demócrata americano capaz de defender el progresismo desde una posición más liberal, acorde con la evolución social que su propio partido ha generado para su base electoral. Es decir, que ellos generaron esa clase media a la que luego no supieron adaptarse dándole una ideología a la que sujetarse.

Y es ahora, después de que el populismo ha llegado a su máxima expresión en este país, cuando toca repensar a quien representa cada cual o, más bien, a quien se quiere representar.

Escucharemos que todos quieren sumar a todos, que esto no va de ideologías, sino de seguridad y modelos de vida, pero no olvidemos que lo único que mueve a las personas es la motivación por algo en lo que creer, y las mayorías absolutas están a la espera de que llegue alguien enarbolando esa bandera de demócratas a la americana, porque el modelo a la europea, sencillamente, se ha agotado. Volvemos al bipartidismo, pero al PSOE le toca dar un paso adelante para ser ese partido que se coma el centro que ellos generaron acomodando a la clase obrera española, si quiere ser uno de los dos partidos que volverán a alternarse los gobiernos.

(*) Periodista, Spin Doctor, Consultor en Comunicación y Marketing Estratégico ([email protected])

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