jueves. 28.03.2024

MÁLAGA, 14 (EUROPA PRESS)

La Fundación Centro de Estudios Andaluces (Centra) ha publicado el estudio 'La realidad familiar en Andalucía 2021', del que se desprende una profunda transformación de la cultura y de los valores familiares en relación con las generaciones anteriores, apuntando a que en ese cambio se aprecia la creciente normalización de relaciones y formas de vida familiar ocultas anteriormente.

Este informe es el primer trabajo monográfico sobre esta institución realizado en la Comunidad andaluza en el que se le pregunta a los ciudadanos sobre opiniones, actitudes y comportamientos de su vida familiar y privada, han informado desde la Universidad de Málaga, que ha acogido este miércoles la presentación.

Está dirigido por el profesor titular de Sociología de la UMA Luis Ayuso, en colaboración con las investigadoras del Centro de Investigación Social Aplicada (CISA), Olga Jiménez Rodríguez y Nadia Khamis Gutiérrez. Es resultado de una encuesta dividida en diez bloques y 37 preguntas realizadas entre el 16 y el 21 de enero a una muestra de 3.596 personas residentes en Andalucía.

Esta encuesta constata que el cambio familiar en la región en los últimos años sigue las principales tendencias experimentadas en el resto de España, con una profunda transformación de la cultura y de los valores familiares en relación con las generaciones anteriores: una mayor libertad y tolerancia, la igualdad entre los sexos, la privacidad y respeto hacia las diferentes opciones personales o la comunicación destacan como valores en alza.

En esta transformación de los valores familiares, se aprecia la creciente normalización de relaciones y formas de vida familiar ocultas en épocas anteriores. Así, ocho de cada diez andaluces se muestran muy o bastante de acuerdo con que una pareja que vive de manera estable tenga los mismos derechos que una pareja casada; con el divorcio como opción a problemas conyugales; la monoparentalidad; la adopción por parte de parejas homosexuales o la libre elección de no tener hijos.

En la estructura de los hogares andaluces, con un mayor número medio de personas por hogar que en el resto de España, se observa una tendencia similar hacia el envejecimiento, menor número de hermanos y más pluralidad de formas de vida familiar.

Los resultados señalan la importante fortaleza de la cultura familiar de apoyo en Andalucía: "la familia es sobre la que recae el deber de prestar ayuda a sus miembros en caso de necesidad, por encima de los servicios sociales públicos o del mercado".

Así, el 71 por ciento de los andaluces cree que la familia es quien debe hacerse cargo del cuidado de los mayores; de dependientes (61%); e incluso a la hora de pedir dinero prestado, los andaluces consideran que es preferible acudir a la familia que a un banco (57%). Además, es más importante que los amigos en todo tipo de apoyo, incluido el emocional.

COVID

La crisis del COVID-19 ha afectado sobre todo a la economía de las familias, empeorando la situación de un 40 por ciento, principalmente la de los jóvenes de entre 18 y 34 años. También ha puesto de manifiesto nuevos debates sobre los efectos de trabajar o estudiar de forma online desde casa (un tercio a favor y otro en contra). Donde parece no haber tenido mucho efecto es en los deseos de tener hijos o nietos (71%), previéndose un pequeño 'baby boom' tras la pandemia.

El pasar tanto tiempo en familia parece haber mejorado la implicación de sus miembros en las tareas domésticas (21%), sobre todo en la generación más joven, al igual que mejorado la comunicación familiar (30%).

También se aborda la estructura de vida en pareja. Dos tercios de las personas en pareja están casadas (67,5%), el 82 por ciento a través de un matrimonio religioso y un 17 por ciento solo civil; además de que un 28 por ciento se encuentra como parejas de hecho sin registrar y un 4,1 por ciento están registradas como tales.

ORGANIZACIÓN E HIJOS

En cuanto al reparto de tareas domésticas y cuidados, se evidencia la persistencia de diferencias por sexo, recayendo sobre la mujer la mayor parte, aunque con cambios significativos entre la población de entre 18 y 29 años, con una tendencia al reparto equitativo. Baja el porcentaje de tareas realizadas tradicionalmente por la mujer como la limpieza, la comida o el cuidado de enfermos.

En la toma de decisiones persisten también diferencias por sexo, tendiendo a prevalecer el criterio de la mujer en temas como el reparto de tareas o el cuidado de los hijos. De lo que más se suele hablar es de la organización del dinero. En el 56% de los hogares es el hombre quien más aporta; en el 21% la mujer y en el 13% ambos por igual. En cuanto a su gestión, hay una tendencia a la existencia de una bolsa común, aunque con diferencias generacionales.

Sobre el impacto de las nuevas tecnologías, la tendencia general es a una mejor percepción del papel que juegan en el seno de los hogares. Si se comparan los datos para el total de España entre 2014 y 2021, el cambio es "especialmente relevante", por ejemplo, en el caso de la comunicación con los abuelos, donde se percibe un aumento del nueve al 30%; pero también entre padres e hijos (del 15% al 28%), así como en la posibilidad de hacer cosas juntos (del 8% al 20%) o la comunicación de la pareja (del 12% al 21%).

Se desprende una importante disonancia entre el número medio ideal de hijos (2,38) y el real (1,59). Las personas de 35 y 64 años que residen en las capitales de provincia tienen menos probabilidad de tener hijos que si habitan en localidades de menor tamaño. En las mujeres jóvenes, la variable que más discrimina es el nivel de estudios, teniendo las andaluzas universitarias la mitad de hijos que el resto de mujeres con niveles educativos inferiores (22% frente a 44%).

Las razones por las que no se tienen hijos se observan por grupos de edad: los menores de 29 años dicen ser demasiado jóvenes (59%); entre 30 y 39 años, se argumenta sobre todo no reunir las condiciones económicas necesarias (21%); en el grupo de 40 a 29 años, no tener o haber tenido la estabilidad de pareja (26%) y elegir libremente no ser padres o madres (13%); y entre más de 50 años, no haber podido tener hijos biológicamente (19%).

La existencia de un contexto social poco apropiado para la maternidad y la paternidad pesa en muchas ocasiones más que otro factor. El análisis por grupos de edad indica las dificultades económicas para tener hijos de las nuevas generaciones. En los más mayores, el 93 por ciento de los hombres estaba trabajando a tiempo completo cuando el nacimiento de su primer hijo y solo un 1,3% afirmaba estar en paro.

Estas cifras contrastan con los jóvenes padres andaluces, sólo el 68 por ciento estaba trabajando cuando el nacimiento de su primer hijo a tiempo completo y un 16 por ciento estaba en paro. Esta situación es más negativa en caso de la mujer: en las madres más jóvenes, solamente el 35% tenía trabajo a tiempo completo, un 15% a tiempo parcial.

La emancipación tardía y la falta de oportunidades y expectativas en muchos de los jóvenes se ve en parte compensada por la convivencia cómoda en los hogares. Las principales fuentes de conflicto entre padres e hijos son la falta de colaboración en casa (59%); el rendimiento por estudios o trabajo (39%); y la falta de comunicación (29%).

Para las nuevas generaciones, la figura de los abuelos juega un papel fundamental como transmisores de la cultura familiar, pero principalmente como elemento instrumental: el 45% ha recibido de ellos ayuda económica; el 36% ayuda con el cuidado de los hijos y, en menor medida, también realizan funciones de apoyo al estudio, en el 30% de los casos.

Este estudio es el primero de una serie de tres sobre las tendencias de la realidad social andaluza en aspectos como la familia, la juventud y la conciliación, cuyo informe se presenta el próximo 29 de abril en el Museo de la Autonomía de Andalucía.

Un estudio apunta la creciente normalización de relaciones y formas de vida familiar...