Una vez allí, vecinos y ecologistas se pusieron manos a la obra con la limpieza de un entorno abandonado. Tras horas de intenso trabajo, se recogieron 50 sacos de basura y varios más tan solo de botellas de plástico, lo que evidencia la dejadez de un lugar natural cuyos propietarios, ignorando las normativas municipales, han contribuido a convertir en basurero.
El objetivo planteado en el evento fue el de denunciar la poca eficacia de las administraciones públicas tanto en la limpieza como en el reciclaje de los entornos naturales de nuestra ciudad, además del incivismo de la gente, la falta de conciencia a la hora de cuidar nuestro medio ambiente o el abuso del plástico.
Otro ejemplo del abandono municipal lo sufre el Cordel de la Campita, que ha llegado a un punto en el que los propios vecinos se ven obligados incluso a mantener la vegetación. Un entorno construido por la Junta de Andalucía y cedido a un Ayuntamiento de Almería que no ha querido recepcionarlo nunca, lo que provoca la falta de mantenimiento que sufre el espacio.