viernes. 29.03.2024
ALMERÍA.- El Programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas que gestiona Cruz Roja Española en Almería gracias al apoyo de la Fundación La Caixa ha ofrecido en lo que va de año apoyo psicosocial a cerca de 600 personas, tanto a pacientes que se encuentran en el final de su vida como a sus familiares y amigos más cercanos. El proyecto es posible gracias a un equipo compuesto por cuatro profesionales especializados en psicología sanitaria y cuidados paliativos y 12 voluntarios que colaboran con este servicio de forma altruista y solidaria y que, además, han sido formados en las diferentes áreas de intervención que se trabajan en el proyecto.

Mañana, 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, una fecha conmemorativa en la que se hace hincapié en la importancia del bienestar y la confortabilidad de los pacientes que encaran el último tramo de su vida y también de sus respectivas familias. Desde el programa de Cruz Roja Española en Almería se realiza un acompañamiento integral que incluye tanto el plano emocional como el social y el espiritual, poniendo el énfasis tanto en las personas con enfermedades avanzadas como en sus familias tanto en la fase de enfermedad como durante el posterior duelo.

“El paciente debe ser el protagonista de su proceso, viviéndolo de acuerdo a sus necesidades y preocupaciones y en un recorrido en el que se le alivie el dolor pero también el sufrimiento tanto de él como de sus seres queridos, garantizando su mayor bienestar y teniendo compañía durante todo el camino”, traslada Lucía Pérez Caro, psicóloga sanitaria y miembro equipo de atención psicosocial.

Adaptación en situación Covid-19

La delicada situación generada a causa de la pandemia de la Covid-19 ha obligado en los últimos meses a adaptar el programa a una nueva situación en la que se imponía -incluso en los peores momentos vitales- la distancia. El equipo psicosocial que colabora con los enfermos en tratamiento paliativo y sus familiares ha continuado ejerciendo sus labores solidarias de una manera no presencial y, de este modo, ha logrado estar al lado de estas personas en momentos vitales que son siempre de extrema necesidad.

En un principio, en los meses con medidas más restrictivas, se optó por la atención telefónica y, alternativamente, por la vídeollamada, tanto en el caso de pacientes como en el de sus familias y el personal sanitario. Además, sepotenció la difusión de información vía redes sociales con objeto de ampliar el alcance de la ayuda que el equipo ofrece a las personas que la requieren.

Ahora, una vez alzado el estado de alarma, la intervención ha vuelto a ser presencial tanto en el Hospital Universitario de Torrecárdenas como de forma domiciliaria. Eso sí, adoptando todas las medidas sanitarias de protección requeridas para impedir la extensión de la Covid-19 en la población. Las reuniones de equipo y con profesionales sanitarios, no obstante, se realizan principalmente mediante videoconferencia.

El voluntariado desde el principio también se adaptó a esta nueva situación utilizando las tecnologías de telecomunicación como vías de acompañamiento. En ello, tanto las llamadas como las vídeollamadas, sobre todo, han sido una herramienta útil que ha permitido seguir el programa y prestar apoyo en diferentes gestiones desde sus propios domicilios.

La importancia de la familia

En el modelo asistencial para los pacientes que se encuentran en los servicios sanitarios de cuidados paliativos es de gran relevancia el papel de la familia, tanto para favorecer la comodidad y el confort del paciente, como para vehicular la comunicación con los profesionales sanitarios. Ahora bien, los familiares tienen que enfrentarse a su propio tránsito doloroso mientras ofrecen el apoyo físico y emocional al paciente. Todo ello, sumado a las tareas cotidianas, lleva a favorecer un cansancio evidente físico y emocional, que puede generar malestar en un momento especialmente duro de la vida. El programa de Cruz Roja es, justamente aquí, un vehículo que colabora y acompaña durante este transitar, no solo a quien está en los estertores de su existencia, sino también a quien ejerce de acompañante.

La historia de Aurora

“Fue una ayuda muy importante. Para mí, para asegurarme de que lo que estaba haciendo, lo estaba haciendo bien. Pero también para mi padre, se sintió tan acompañado que cuando hablaba de los médicos o de los miembros del programa les llamaba ‘mi equipo”. Aurora Gil es una de las usuarias del servicio psicosocial de Cruz Roja Española a pacientes en cuidados paliativos y su entorno más directo. Su padre, Ramón, tomó parte del programa durante los últimos ocho meses de su vida.

“Mi padre me pidió que le ayudase en todo su proceso. Conocí del programa en cuanto mi padre ingresó en el Hospital de la Cruz Roja. La psicóloga se puso en contacto con nosotros y con el equipo médico. Nos dio todo el apoyo que mi padre, enfermo terminal, y sus familiares pudimos necesitar”, relata ahora.

“Creo que para mi padre fue una herramienta importante. A sus 83 años era la primera vez que se abría a una persona cualificada para expresar sus sentimientos”, narra. Ramón tomó parte de largas charlas con el equipo psicosocial durante los meses finales de su vida. “Eran conversaciones entre la psicóloga y mi padre, nunca sabré lo que ahí se habló. Pero por la complicidad que había entre ambos, creo que le ayudó a pasar mejor su final dentro de lo mal que lo pasaría”, rememora.

A Aurora, el programa le ha cambiado la vida. “Cuando estoy con gente y hablamos de la muerte, siempre digo que es la única realidad que hay en la vida. Todo el que está aquí se tiene que ir. Me fastidia que un acontecimiento tan importante como es el perder a un ser querido se viva como un tabú. El programa me permitió abrirme a la verdad, que en algún momento tendremos que despedirnos de los seres queridos”, subraya.

Cerca de 600 personas de cuidados paliativos reciben apoyo de Cruz Roja en Almería