viernes. 29.03.2024

ALMERÍA.- Entre la satisfacción comedida por unos resultados no tan malos pero con el temor de que las nubes negras que se ciernen en forma numerosas incertidumbres y tendencias descarguen en una tormenta perfecta. El nuevo Barómetro de Situación Económica que elabora cada semestre el Colegio Profesional de Economistas de Almería, correspondiente en este caso al segundo de 2022, refleja una mejora del indicador de confianza, recuperando casi 22 puntos porcentuales, aunque se mantiene en la zona de números rojos debido a todos estos factores. Así se ha desvelado esta mañana en la presentación realizada en la sede colegial, a cargo de la decana Ana María Moreno, el director del barómetro y vocal de la directiva, David Uclés, y el secretario del Colegio, Carlos Cano.

En palabras de Ana Moreno, “es cierto que había una previsión de PIB provincial del 3,9% y de inflación del 8,3% para 2022 y al final ambos datos han sido mejores, del 5,5% y del 5,7% respectivamente, pero también hay que indicar la preocupante subida de la deuda pública (114,3% del PIB), que nos hace muy vulnerables, también la presión fiscal de las empresas (que ha subido del 39,2% de 2019 al 44,1% en 2022) y que afecta a la competitividad”.

En este sentido, David Uclés apunta que “los datos de crecimiento han sido buenos porque veníamos de un 2021 después de los efectos devastadores de la pandemia en mucho sectores y un 2022 que todavía hacía recuperar los registros de 2019. Es imposible vaticinar en esta situación de incertidumbre qué va a pasar en 2023, pero seguro que no se puede seguir creciendo en los mismos niveles”.

Como resumen general del Barómetro, estudio de percepción realizado por los profesionales cualificados que trabajan día a día mano a mano con todos los sectores productivos y empresariales de la provincia, refleja la preocupación de cara al devenir de los próximos meses, aunque la instantánea actual no sea tan mala.

La situación económica, aunque sigue en terreno negativo, ha mejorado respecto al semestre anterior, lo que indica una cierta normalización del entorno. No obstante, de cara a los próximos meses, dicha valoración empeora de nuevo, en línea con las previsiones que se están publicando sobre la economía mundial, europea y española.

La situación económica personal también mejora ligeramente (dentro siempre de un predomino del pesimismo) en el semestre de referencia aunque para la primera mitad de 2023 se mantienen las opiniones, sin que se produzca empeoramiento. Aunque se espera que la inflación continúe en los próximos meses, las opiniones marcan un menor consenso al respecto, con un aumento muy relevante de los que creen que los precios se mantendrán estables. Por desgracia las previsiones en torno a la inversión empresarial siguen deteriorándose un semestre más (caen al mínimo los que apuestan por un aumento de la misma).

Paradójicamente, la mayor parte de los principales sectores económicos de la provincia de Almería mejoran su puntuación este semestre con respecto al anterior. Solo retroceden ligeramente el turismo y el comercio menor. La agricultura intensiva recupera el liderazgo, seguida de su industria auxiliar. El factor que más incide sobre la competitividad de las empresas vuelve a ser el precio de la energía, y el coste salarial se coloca como el segundo.

Hay una gran división de opiniones en torno al ritmo y la intensidad de las subidas de tipos del Banco Central Europeo para contener la inflación. Así, un tercio de los encuestados opina que la escalada está siendo demasiado contundente (desde el cierre de la encuesta a hoy se ha subido un punto más), al tiempo que un 30% cree que es totalmente adecuada. Los economistas almerienses encuestados no creen que estas subidas de tipos vayan a tener resultados a corto plazo, aunque sí que se esperan efectos negativos en la economía.

Ítems del Barómetro

Situación económica provincial. Parece que los peores augurios imaginados en la anterior oleada de la encuesta no se han materializado, por lo que, aunque el pesimismo sigue siendo el sentimiento mayoritario, se ha producido una reducción del mismo. Los resultados de la campaña agrícola y la buena marcha del turismo han tenido, sin duda, mucho que ver en este cambio. No obstante, la incertidumbre motivada por la guerra en Ucrania y el latigazo inflacionista siguen pesando profundamente en las opiniones de los encuestados. Por eso, un 42,6 % de los economistas colegiados cree que la situación económica de la provincia empeoró en el segundo semestre de 2022. El optimismo ha ganado un poco de terreno, pasando del 10 % de opiniones de mejoría en el primer semestre hasta el 21,3 % del segundo. De cara a la primera mitad del ejercicio 2023, vuelve a triunfar el pesimismo y un 54,1 % de los encuestados cree que la situación económica empeorará.

Situación económica andaluza. A diferencia de ocasiones anteriores, las respuestas relativas a la situación económica andaluza se encuentran muy cerca de las obtenidas para el caso de la provincia. Así, un 24,6% considera que en el segundo semestre la situación mejoró y al tiempo un 45,9% optaba por la visión pesimista. De cara a la primera mitad del año, el pesimismo vuelve a ganar terreno, de forma similar a lo que sucede con la provincia, aunque en este caso las opiniones de empeoramiento ascienden hasta el 59%; mientras, los que piensan que la economía mejorará son un 21,3%.

Situación económica nacional. Esta es la oleada en la que las diferencias de España con el resto de los ámbitos de análisis son mayores. Un 67,2% de los encuestados piensa que la situación económica nacional empeoró durante el segundo semestre del año, mientras que solo un 14,8% manifestó haber encontrado una mejoría en dicha situación. La previsión para la primera parte del año 2023 también plantea un empeoramiento de menor intensidad que en el resto de los ámbitos, aunque quedando en cualquier caso peor que en aquellos. Así, el porcentaje de respuestas pesimistas respecto al futuro alcanza el 70,5%.

Situación económica personal. Un 39,3% de los encuestados afirma que su situación personal ha empeorado, por un 21,3% que piensa que mejoró. De cara al siguiente período, también hay un empeoramiento del escenario, aunque mucho más suave que en el caso de los ámbitos geográficos. Un 44,3 % de los colegiados cree que empeorará su situación, mientras que el porcentaje de los optimistas, en lugar de reducirse, se mantiene.

Previsiones de inflación. Las tensiones inflacionistas serán menores que en los semestres anteriores, a juzgar por las respuestas de los encuestados en relación con la marcha de los precios en los próximos seis meses, con un descenso de cerca de 20 puntos porcentuales en las opiniones inflacionistas. No obstante, sigue siendo mayoritaria la opinión de un mantenimiento de elevadas tasas de inflación durante la primera mitad de 2023. De hecho, solo un 4,9 % de los encuestados apuesta por la reducción de los precios –en las dos oleadas anteriores, este porcentaje fue del 0 %–.

Inversión empresarial esperada. Las previsiones de inversión empresarial siguen siendo muy poco favorables. El 4,9% de encuestados que estiman que la inversión aumentará en el próximo semestre es el segundo valor más bajo de todo el histórico. El único aspecto ligeramente favorable es que los que piensan que la inversión disminuirá se han reducido desde el 50% hasta el 36,1%.

Situación de los sectores. Resulta curioso que, a pesar del pesimismo del conjunto de la encuesta, solo dos sectores hayan empeorado su puntuación respecto al semestre anterior, y de forma muy ligera: el turismo y el comercio al por menor. El resto mejora. La agricultura, además, recupera el primer puesto del escalafón, con un cierre de campaña mucho más favorable de lo que se esperaba inicialmente. Le siguen igualados la piedra natural y la industria auxiliar de la agricultura. Cierra el grupo de cabeza el turismo. En un nivel intermedio se sitúa la construcción, que se está viendo impulsada por la obra pública principalmente. Transporte y comercio menor, por este orden, cierran la clasificación de este semestre. Este último sector, además, se encuentra en la parte más pesimista de la escala (por debajo de 2,5).

Con las opiniones históricas de esta pregunta se ha construido un indicador de la evolución de la economía almeriense. Se trata de una media aritmética simple de todas las puntuaciones, por lo que fluctúa entre 1 y 5. El análisis de este indicador es de 3,4 puntos, lo que lo sitúa en un entorno de mejora de la situación económica en el segundo semestre, muy cerca del máximo, y recuperando la tendencia alcista posconfinamiento.

Factores de competitividad. Un semestre más es el precio de la energía el factor que más condiciona la competitividad de las empresas almerienses, a tenor de las respuestas de nuestros colegiados. Sin embargo, el nivel alcanzado este semestre es claramente inferior al del anterior. Esta valoración se corresponde con la senda que ha seguido el precio de la energía en los meses pasados, en los que se ha logrado mitigar en parte el encarecimiento de la misma. El segundo factor es ahora el coste salarial, tras la pérdida de protagonismo de la presión fiscal y la falta de formación. De hecho, la presión fiscal pasa a la tercera posición. Le sigue un grupo apretado en el que están el nivel de consumo –variable sobre la que hay que centrar el objetivo en los próximos meses–, el nivel de formación, el acceso a la financiación y el apoyo a la I+D. A cierta distancia aparece el paro, que viene perdiendo relevancia en los últimos semestres. Y cierra la clasificación, claramente descolgado, el fraude.

Actuaciones del Banco Central Europeo frente a la inflación

Europa, y España con ella, se enfrenta en los últimos meses a una explosión de la inflación que viene motivada principalmente por problemas de rigidez provenientes del lado de la oferta que se han visto agravados tras la invasión de Ucrania, con el consiguiente incremento del coste de la energía y las dificultades de aprovisionamiento de cereales y girasol. Un impacto que inicialmente se consideraba de bajo alcance temporal pero que se ha demostrado mucho más dañino y duradero de lo previsto.

Sobre el ritmo y la intensidad del crecimiento de los tipos llevada a cabo por la autoridad monetaria europea no hay al parecer una opinión unánime al respecto. La postura que más acuerdo logra es la de que la escalada está yendo demasiado deprisa, con un 33% de las respuestas. Otro 30% la considera apropiada y se muestra de acuerdo con ella y un 21% hubiera preferido un perfil más agresivo en las subidas. Finalmente, un 16% de los encuestados no tiene opinión formada al respecto.

En el ámbito temporal, la opción que menos apoyo recibe es «va a acabar con la inflación a corto plazo (menos de un año)». Es decir, que no se espera que la inflación se logre reconducir a lo largo de los próximos meses, lo que también coincide con la mayor parte de las estimaciones que se han realizado al respecto. La opción temporal que mayor apoyo recibe (puntuaciones 4 y 5) es «va a lograr reducir la inflación a medio plazo (entre uno y dos años)», aunque muy cerca de la que plantea una corrección en un intervalo superior a tres años.

El Barómetro de Situación Económica refleja una mejora de la confianza, aunque sigue en...