jueves. 28.03.2024

ALMERÍA.- De Manolo Berenguel a Manolo Berenguel, el último entrenador que tuvo en el club y el que lo va a recibir de vuelta a Almería. Ni uno ni otro son la misma persona que en aquel entonces, en el año 2010, ni tampoco compartirán su pasión común por el voleibol en la misma categoría. Un Andrés Portero ‘niño’ hizo las maletas y durante la última docena de años ha pasado por Granada, Soria y San Sadurniño, de donde procede tras haber devuelto a los gallegos a la Superliga por segunda vez. Buenas manos, buena cabeza, el ‘ahora’ siempre es su mejor momento: “Creo que a lo largo de este tiempo, con buenos y malos ratos, he adquirido mucha madurez tanto en lo personal como en lo deportivo, y gracias a ello me siento un jugador más completo y formado que en mi etapa anterior en las categorías inferiores del club”.

Sí, es ahora cuanto le toca al mejor Andrés Portero, y lo piensa exprimir al máximo: “Estoy cumpliendo un sueño que he tenido desde que empecé a jugar cuando era un niño, me siento muy feliz, ilusionado y motivado por volver a casa; es un privilegio jugar en el mejor equipo de la historia del voleibol nacional”. No había sido la primera vez de acercamientos para propiciar la vuelta, pero en esta ocasión sí ha encajado todo y por ello todo el proceso también es para disfrutarlo: “Fue una alegría inmensa y un momento muy especial, tanto para mí como para mi familia, cuando llegó la posibilidad de volver a Unicaja Costa de Almería, y están siendo unos meses largos, ya que desde ese día estoy impaciente por empezar la nueva temporada. Tres años en Soria, los dos últimos metió al equipo en semifinales, más cinco años por tierras coruñesas, con doble ascenso a la máxima categoría, rienda suelta a la ambición.

En ese sentido, no piensa otra cosa que no sea estar arriba del todo: “Me encantaría conseguir los mayores éxitos deportivos con mi club y el mayor número de títulos, y en el plano individual, ayudar lo máximo posible al equipo en todo lo que necesite y aportar todo lo que pueda de mi experiencia y juego”. 30 años recién cumplidos, no se permite dejar de aprender: “Espero que sea una temporada muy bonita en la que seguir creciendo como jugador y en la que desarrollar mi mejor vóley al servicio del equipo”. Esa última palabra es clave: “Que sea una gran temporada, que formemos un gran equipo, dentro y fuera de la pista, que trabajemos muchísimo durante todo el año y podamos competir todos los títulos posibles para obtener los mejores logros deportivos para el club y para nuestra afición”.

A ella se dirige por primera vez en su condición como un almeriense que por fin va a jugar como local: “En primer lugar, y si el COVID lo permite, que se anime a venir al Moisés Ruiz cada sábado junto a nosotros, porque son una parte muy importante y nos van a ayudar mucho a lo largo de la temporada con su apoyo; el poder ver las gradas llenas siempre aporta un plus de energía al equipo; que tenga muy claro que voy a darlo todo junto a mis compañeros para poder brindarle muchos éxitos y que se divierta junto a nosotros esta temporada”. Para la gente de San Sadurniño, “tengo palabras de agradecimiento por estos cinco años en los que me han tratado tan bien que me llevo muchas amistades, me he sentido muy querido y deseo que la próxima temporada tengan una buena actuación en la Superliga”, textualmente.

Ha sido un lustro en el que ha sabido leer perfectamente el sentimiento que mueve al voleibol en la localidad coruñesa, algo que igualmente lo ha moldeado de modo positivo para su vuelta a casa: “Me marché siendo aun un niño, con mucho camino por recorrer y muchas experiencias que vivir, y después de doce años vuelvo a casa siendo un jugador diferente, con la perspectiva de haber jugado en varios clubes de distintas ciudades de España en diferentes ligas del panorama nacional”. Curtido en mil batallas, le espera un mito verde al que conoce perfectamente y del que espera todo: “Manolo Berenguel fue mi entrenador en mi último año en el club, en mi etapa juvenil, y desde entonces hemos coincidido como rivales; la relación con él va a ser muy buena, un apasionado del vóley, del trabajo y de Almería, y en eso coincidimos al 100%, así que seguro que haremos buenas conexiones en la pista este año”.

Unicaja Costa de Almería gana identidad con el fichaje de un Andrés Portero al que el bloque del proyecto 2021/2022 que empieza a conocerse le convence: “Conozco a muchos de ellos y me parece un muy buen bloque, son grandes jugadores a los que les gusta trabajar y disfrutar del vóley cada día; creo que el club está formando un gran equipo con el que afrontar con garantías la temporada”. Asume, eso sí, que va a ser complicado por la competitividad creciente en la Superliga: “Todos los equipos se están reforzando mucho y bien; como se ha visto estos años, el nivel ha ido aumentando y este año sigue el mismo camino; la liga puede estar muy abierta, va a ser una temporada con un nivel de exigencia muy alto y eso añade atractivo”.

Es optimista respecto al desarrollo de la competición cuando mira al coronavirus, “espero y deseo que la situación empiece a estabilizarse de forma definitiva”, afirma, todo por contar con el público en las gradas, en todas, pensando, eso sí, en la que va a ser su primera vez de verde ante la afición verde:  “El debutar como profesional de Unicaja Costa de Almería en el Moisés Ruiz es un sueño que tengo desde niño; cuando mi padre me llevaba a ver los entrenamientos e iba de recogepelotas a los partidos en el Rafael Florido, y veía a colocadores como Cosme Prenafeta o Victor Viciana, soñaba con poder defender la camiseta verde del equipo de mi tierra en el futuro; más adelante, como rival, soñaba con ser parte del equipo en algún momento de mi carrera deportiva, así que desde que llegó la oportunidad me imagino en ese debut, con mi familia y la afición almeriense en las gradas, cumpliendo mi sueño”.

Emotivo momento, se prepara para ello y no se olvida de los pilares sobre los que se sustenta: “Quiero agradecer a mis padres, a mi hermana, a mi pareja, al resto de mi familia y a mis amigos el apoyo que he tenido durante toda mi carrera deportiva hasta llegar a cumplir este sueño de jugar en Almería”. Como no, también agradece “al club la oportunidad que me están brindando de volver a casa después de estos años”, afirma como el sello de garantía de un compromiso que nadie duda, porque lo lleva corriendo por las venas: “Pienso dejarlo todo en cada entrenamiento y cada partido para cumplir los objetivos y lograr los éxitos que se merece nuestra ciudad; ahora, más que nunca, ¡¡vamos, verdes!!”.

Carga de identidad en la vuelta a casa de Andrés Portero