martes. 23.04.2024

Javier A. Salvador, @jsalvadortp

Por muy gallos que se pongan todos los voxianos de Andalucía saben que su resultado era tan inesperado por ellos mismos que no van a dejar escapar la oportunidad de pillar cacho, aunque eso suponga tragarse una por una todas sus advertencias, amenazas y chulerías.

Sencillamente si hace falta se convierten hasta en feministas, porque no es un partido que nazca con el apoyo de una clase social media alta, sino de tiesos que no se han visto en otra y tienen que aprovechar la oportunidad que les ha dado ese momento de hartazgo generalizado en el que las izquierdas aburguesadas se han quedado en casa el día de las elecciones, mientras los más cabreados han votado a Vox con la misma convicción de su ultranacionalismo que si hubiesen votado por PACMA. Sencillamente les daba igual, buscaban algo pintoresco y lo consiguieron. Ya lo creo que lo consiguieron.


Pero la realidad del día después es muy distinta, y si Ciudadanos se mantiene en el papel europeista que sencillamente les define, no les queda otra que levantar ese muro que prohibe sentarse con la extrema a pactar, al igual que no claudicarían ante extremistas de Cataluña o País Vasco, porque sencillamente de eso va el centro, de decir no a los extremos cueste lo que cueste. Si mantienen esa línea seguirán avanzando a derecha e izquierda en su captación de nuevos electores, pero si no lo hacen perderán el espacio del centro y su buena imagen en el entorno europeo, para convertirse en un proyecto  que en pocos meses quedará fagocitado por un PP al que sólo le mantiene con vida el delgado gotero que le une a esa posible presidencia de la Junta de Andalucía.


Pero frente a Ciudadanos está Vox, que quiere su protagonismo y se lo debe a esos que realmente votaron sus siglas con ardor guerrero, creyendo que casi con ese voto se convertían en pseudo caballeros legionarios y medio guardias civiles honoríficos, porque pocos o muchos son los que realmente se lanzaron a la calle y a las redes sociales dándolo todo por un sueño que creían imposible, y que una vez hecho realidad se les hace realmente imposible. Por mucho que lo intenten, cada uno de esos extremovalores que han vociferado en la campaña, tienen enfrente a un Ciudadanos que se los va a inocular rectalmente uno por uno.


Vox se conformará con lo que le den, y no va a ser poco. De momento financiación para la campaña de las generales, que queramos o no se la vamos a pagar los andaluces, porque de los supuestos chiringuitos del PSOE vamos a pasar a los que el PP ya ha demostrado judicialmente que sabe montar para contentar a todos sus socios de gobierno, aunque sepan que están alimentado a sus mayores enemigos, pero los populares son perros viejos en esto de la política y por ello conscientes de que estas guerras son carreras de fondo y tanto Ciudadanos como Vox acaban de entrar en pista.


Ayer vi una foto en una red social en la que Santiago Abascal, el jefe de Vox pasaba del caballo de sus vídeos a galope por las sierras de Andalucía a los escuadrones del amanecer, a montar una Harley Davidson con la bandera andaluza en el tanque de gasolina y una chupa de cuero morada tipo movimiento feminista. Al verla, además de entender que hay gente que tiene mucha imaginación y demasiado tiempo libre, ciertamente reflejaba la situación actual en Andalucía, en la que por parte del botín se hace lo que se tenga que hacer porque está claro que la gomina no se paga sola y éstos la van a poner otra vez de moda.


Algunos amigos a los que respeto profundamente y son del Vox auténtico me aseguraban que su partido no dará ni un paso atrás, y que antes que un pacto con un Rivera que les insulta y menosprecia diariamente habrá segundas elecciones en Andalucía e incluso se atrevían a ponerle fecha y trasladaban la segunda convocatoria al superdomingo de Mayo, ese día que se supone que España podría cambiar tanto que no la va a reconocer ni la madre que la parió. Lamentablemente para ellos eso no sucederá, porque unos y otros pactarán. Ciudadanos tragará saliva, pero a Vox le van a hacer tragarse su orgullo pese a tener la llave de un gobierno que si es tripartido beneficia a Vox pero destruirá a Ciudadanos, que sencillamente es su mejor baza en esta partida.

Vox ladrador, poco mordedor
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