jueves. 28.03.2024

Samuel Sigiloso

Juan Antonio Palacios Escobar

Samuel era cuidadoso en su trabajo y ponía mucho esmero en hacer cualquier cosa, para no molestar a nada ni a nadie. Caminaba con el mismo cuidado y silencio por el campo que por la ciudad, y siempre sabia moverse sin causar el más mínimo revuelo, y dándose cuenta de cualquier novedad que le rodeaba.


Incluso nuestro hombre, era capaz de correr sigilosamente, sin preocuparse de la velocidad pero moviéndose de la forma más silenciosa y desapercibida, procuraba engrasar la relaciones con los más diferentes y terminaba haciendo cómplices a los adversarios.


Sigiloso no era partidario de autoengañarse ni hacerse concesiones y se ponía deberes con la clara intención de cumplirlos, para lo que sabía muy bien como marcar su hoja de ruta y su plan de trabajo para no producir decepciones en los más fieles.


Sabía cuándo quedarse quieto para no hacer ruido alguno, no ser ingenuo para que no le tomaran el pelo, no presumir de dones inmerecidos, ni aprovechar concurrencias ni confluencias, menospreciar el trabajo de los otros, considerar extraños a quienes son cercanos, o entregar en un acto de generosidad aquello que no se tiene.


Muchas veces en su casa, caminaba descalzo sobre el parquet, y cuando salía a dar un paseo procuraba llevar una ropa cómoda pero no llamativa y un calzado que no produjera ruido, mientras soñaba con realidades intangibles y momentos inimaginables.


SS rejuvenecía con su brillantez perturbadora, y vencía a todo tipo de bandidos y forajidos, empleando su sentido común y no presumiendo ni de tentar lo absurdo ni de presumir de lo tanto, entre grandes pesadillas y dulces sueños.


En fuegos revueltos y alternativas ardientes, Samuel tenía el ingenio incombustible del tiempo al tiempo, de no prestar atención a las alertas ni a las modas, de no dejar de ser elegante aunque se pierda, de tener la mejor de las palabras para el adversario para no convertirlo inútilmente en un enemigo.


Era de esos personajes capaces de reescribir la historia sin que nos diéramos cuenta, con otras miradas y otras experiencias, viendo la realidad sin ser visto, descubriendo las entrañas de los demás sin mostrar las propias., ahondando en las raíces y en las causas de los fenómenos y sabiendo navegar en todos los mares.


Sabia en cada tiempo y espacio ser la mansión en la que guardar las ideas y quien ella habita., procurando reclamar el todo para conseguir la parte., reconociendo la pluralidad desde la necesidad de la unidad de acción. Los procesos se repiten una y otra vez, aunque a veces nos parezcan distintos y otras idénticos.


Nuestro personaje, a pesar de su calma y de saber moverse con tranquilidad , comprobaba que no todo estaba tan claro, que había jóvenes torpes y viejos y ancianos jóvenes e inteligentes ., que a veces resulta dramática la simple sospecha y otras es cómica la más profunda de las reflexiones.


Los días parten llevándose las esperanzas y los amaneceres estallan con la luz del alba, escribiendo sobre cortezas de árboles las sucesiones y los cambios, viendo llegar las aves migratorias o los inmigrantes a nuestras costas.
A Samuel Sigiloso, no le preocupaba la incertidumbre, no tenía temor alguno ante lo desconocido, solo aspiraba a una cosa, no aburrirse, pendiente de sí mismo sin curiosidad por lo que le rodeaba.

Samuel Sigiloso
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