Elena Torres, teleprensa.com Almería
Imagino que la tarea prioritaria de quien sea proclamado presidente del Partido Popular tras unas primarias de cómic, será la de empezar a hacer partido en un amplio sentido de la palabra. Resulta bastante descorazonador conocer que la primera formación política del país, al menos la que tiene más escaños en estos momentos en el Congreso, tiene en sus bases a gente nada comprometida con sus siglas.
Según los datos definitivos facilitados por el propio grupo, de los 869.535 afiliados, de los que siempre se han pavoneado, poco más de un 7,5 por ciento, la irrisoria cifra de 66.706 son los únicos que cuentan para el censo electoral de las primarias, una cifra incluso menor a la que necesitan para llenar las listas y poder participar en todos los comicios del último rincón de España. Esto es casi como plantear que la campaña electoral que los seis candidatos están haciendo se circunscribe a contar con el apoyo de los presidentes provinciales, que éstos ya se encargarán de que no haya fisuras en su circunscripción porque no olvidemos que hablamos del PP donde siempre hay ‘devoción’ por el líder.
El desinterés que ha despertado estas primarias entre los afiliados del PP es más que notorio y probablemente esto ayudará a que la nueva dirección tome la decisión de ‘una y no más’. Este partido y sus bases no están preparados para estas ‘moderneces’, parece obvio.
Pero otra de las razones de que no haya una movilización de las bases responde a que un requisito para poder votar es estar al día en el pago de las cuotas al partido y aquí se ha detectado una alta morosidad, -se conoce que el papel de la recaudación en el PP nunca se lo han dado al bueno de Cristóbal Montoro-. Y hombre, en este punto llama soberanamente la atención que un hecho tan extendido haya pasado ‘desapercibido’ para el gerente, que no debe ver muy importante la entrada de capital por esta vía. Llegados a este punto no estaría de más que se ahondara un poquito más sobre la procedencia de la financiación del PP, no vaya a ser que haya engordado, como con la afiliación, alguna partida por una vía inexistente.
