Juan Antonio Palacios Escobar
Partemio se mostraba, tal y como rezaba su apellido, persuasivo en todas las ocasiones que la realidad le daba ocasión., ya fuera para convencer al mejor de sus amigos, como para seducir al peor de sus enemigos. Nunca sentía cansancio, jamás se rendía.
Persuasivo tenía una gran habilidad para que los demás se inclinasen por su forma de pensar. Quienes le conocíamos, no sabíamos muy bien donde estaba su secreto, pero lo cierto, es que tenía eso don de atraerse a los demás hacia sus posturas.
Su intuición no le solía fallar, y sabía cuál era el tono y la forma en que debía dirigirse a cada persona, porque entendía lo primordial y es que cada persona es diferente y saber captar esos matices y sutilezas, le ayudaba a conseguir que escucharan y aceptaran sus puntos de vista
Era un excelente comunicador y negociador, que planteaba sus ideas con firmeza y seguridad, lo que inspiraba la confianza de los demás, y jamás recurría a la agresividad o a la imposición., y además no se mostraba ni impaciente ni demasiado persistente.
No buscaba la aprobación de los demás, por lo que huía en sus exposiciones de las expresiones dubitativas, como él es posible o el tal vez., y procuraba transmitir con todo su cuerpo optimismo y entusiasmo, con lo que lograba persuadir y convencer a los que le oían de lo que transmitía.
Nuestro protagonista era claro y conciso en sus exposiciones, lo que le dotaba de una rapidez y una sinceridad que se agradecía, lejos de quienes en cada intervención se alargaban hasta la pesadez y la tortura o resultaban falsos y afectados.
Jamás se empecinaba en sus posiciones y admitía que podía equivocarse, escuchaba a los demás con mucha atención, la mente abierta e incluso dando toda la validez a las razones que sus interlocutores le comentaban, y formulándole todo tipo de preguntas, lo que demostraba el interés y el respeto por los otros.
Procuraba ilustrar aquello que contaba, con imágenes y ejemplos, lo que daba vida a sus historias y las hacia atractivas y difíciles de olvidar. Partemio caía bien al primer golpe de vista, resultaba simpático sin ser gracioso, agradable sin resultar empalagoso y pedagógico sin caer en la pedantería.
Sabía abrir la puerta a lo nuevo y dejarse llevar , sembrando más acuerdos que provocando desacuerdos, haciendo creíbles sus palabras y alejando el escepticismo de sus afirmaciones, comprobando que ni todo era tan fácil ni nada tan complicado.
Solía darse un poco de tregua a sí mismo, ya que como humano tenía el derecho a equivocarse, y sin dejar de sonreír y sentirse feliz con lo que la vida le había regalado. Había cosas, que si las dejaba reposar, con su buen talante, mañana tendría las ideas más claras y empezaría a ver las soluciones.
Con una gran maestría mantenía la atención, siendo discreto y sin convertirse en la estrella de la reunión, tal vez porque sabía que un exceso de protagonismo solo podía traerle envidias, confrontaciones y disgustos. Abierto, amistoso y comprensivo, siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara.
En cualquier momento podía surgir lo que tanto tiempo llevaba esperando, los cambios que iban a llegar a su vida eran buenos y resultaba inútil resistirse. Estaba en una excelente posición para saber aprovechar sus fortalezas. No quería dejar de sorprenderse y aquel viaje exótico le hacía mucha ilusión.
